Hamish Fulton y su poética del caminar llegan al Bellas Artes
El artista británico es la figura internacional de Movimientos de tierra, muestra en que seis artistas exploran el vínculo de arte y naturaleza.
Los límites del arte se vuelven difusos cuando se analiza la obra de Hamish Fulton (1946). Sindicado por décadas como uno de los principales exponentes del land art -intervenciones en el paisaje- él prefiere restarse de esas etiquetas. Claro, a diferencia de Andy Goldsworthy, quien arma esculturas con hojas, piedras, ramas y nieve, Fulton no deja nada detrás de sí. O en el caso de Richard Long, quien también comenzó con caminatas épicas y realiza exposiciones haciendo formas en el suelo de galerías y museos con elementos naturales, Fulton no tiene nada para llevar a los espacios de arte. "No quiero que me asocien con ninguna forma de arte que introduzca objetos naturales en el mercado del arte", dice a Culto.
Por estos días, el británico participa de Movimientos de tierra, exposición curada por Pedro Donoso, que lo reúne junto a cinco artistas chilenos -entre ellos Cecilia Vicuña y Patrick Steeger- en la exploración del vínculo entre arte y naturaleza.
Fulton se define como un artista caminante y realizó su primera caminata en 1967. Los registros de su obra no son más que pequeñas huellas de lo que hace: fotos del lugar donde estuvo con textos inscritos, cuadernos de viaje, o dibujos en forma de diagrama de la silueta de un montaña. Así registró su paso por el altiplano chileno, donde realizó el ascenso de siete volcanes incluidos el Licancabur, experiencia que exhibe en el Museo de Bellas Artes, hasta el 3 de septiembre.
—¿En qué se diferencia lo que usted hace de una caminata común?
—La diferencia tiene que ver con la intención. He caminado sobre mis pasos durante 10 kilómetros como una caminata artística y esta experiencia tan interesante no podría considerarse como normal. Soy un artista caminante, quien no se retirará. Un atleta olímpico puede tener que hacerlo a los 29 años de edad, un alpinista de clase mundial tendría que reducir su velocidad a los 47 años. En mi caso, desde el inicio, todo mi arte ha sido sobre las caminatas que he experimentado personalmente. Todos están interconectados. He subido a una cumbre justo por encima de la marca de 8000 metros sin usar tanques de oxígeno y he hecho paseos sobre césped tan cortos como contar 49 pasos descalzos.
—¿Cuáles son sus referentes en este tipo de arte?
—Siempre me he inspirado en cómo los pueblos indígenas del mundo se han relacionado con la naturaleza. La falta de respeto a ella nos ha llevado al calentamiento global; mi arte siempre ha estado influenciado por los montañistas.
—En los últimos años ha habido un rescate del rito de caminar ¿Ud. se inscribe en él?
—Adhiero al enfoque de que puede haber una diversidad de caminatas, incluida la del arte y que estas marchas pueden ofrecer un sentido de libertad. Pueden haber marchas de protesta, militares, caminatas deportivas, caminatas budistas. Las caminatas artísticas tienen el potencial de conectar con muchos temas y preocupaciones y pueden reemplazar ciertos aspectos de la vida humana que se han perdido.
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