Algo así como 30 años. Ese es el extenso período que el guitarrista Ángel Parra contabiliza profundizando e investigando la vida y obra de su abuela, Violeta Parra.
"No me interesaba el folclor cuando chico. Pero una serie de circunstancias hicieron que me empezara a acercar a su figura: el exilio, mi padre, la sensación de pérdida, de nostalgia. Fue un estudio muy largo", enumera el músico ante la estación final de esa travesía, por lejos su episodio más estelar y desafiante. La reversión para el disco esencial de la cantautora, Las últimas composiciones (1966), proyecto disponible desde la semana pasada en plataformas digitales y que se lanzará en vivo el sábado 19 de agosto en el Teatro Nescafé de las Artes.
Pero si se trata de números, hay otros mucho más estremecedores. Por ejemplo, la idea de ofrecer una nueva lectura del álbum empezó hace tres años, justo cuando su padre, el también músico Ángel Parra, fue diagnosticado de un cáncer pulmonar que lo empujó a uno de sus trances más difíciles, el que remató con su muerte en marzo en Francia, en pleno momento de novedad y expectativa por los festejos del centenario de Violeta.
O sea, la renovada entrega de Las últimas composiciones se fraguó con uno de los hijos de la artista intentando doblegar los pronósticos médicos y se estrenó apenas meses después de su partida. De hecho, posee su última participación discográfica: su singular capacidad interpretativa, ese vozarrón dramático y elástico, está en las versiones de La cueca de los poetas y De cuerpo entero.
Hoy su hijo cuenta: "Recuerdo que el doctor nos dijo que el pronóstico de vida con este cáncer era de tres años y me pareció espantoso. Me costó mucho aceptarlo, incluso hasta los últimos momentos. En un momento sentí que el proyecto se complicaba un poco, perdía el norte, pero se fue acomodando a nuestros plazos. Por eso este trabajo tiene esa carga familiar, de respeto a nuestros abuelos, de representar a una generación que está perdiendo a sus ancestros. Todos los días pienso en mi padre, cuando despierto, cuando veo sus cenizas y me hace mucha falta. Su investigación fue clave para entender detalles de las percusiones, de cómo se afinaban las guitarras en esa época, él siempre se intentaba acordar de sus experiencias con Violeta".
El ex Los Tres agrega que, como una manera de reverenciar la gigantesca sombra de la gran matriarca del cancionero local, la remodelación de las canciones se hizo respetando su simpleza original, sin modificaciones radicales, con un sonido que se desliza entre guitarras, charangos y bombos. Apenas hay un sample con la voz de la folclorista que abre Gracias a la vida -"una cosa media lisérgica, media Sgt. Pepper", define Parra- y algunos beats al cierre de El Guillatún. Los otros colores lo aportan las voces invitadas: además de Parra padre está Javiera Parra, Manuel García, Alex Anwandter y Alvaro López (Los Bunkers). "Queríamos hacer todo lo contrario de un disco tributo, no sobrecargarlo", dice el instrumentista. López acota: "Es un buen reflejo de cómo hoy los músicos chilenos nos acercamos a Violeta".
Para la presentación en Santiago, el título se revisará de manera íntegra junto a sus invitados. Las entradas salen a la venta mañana en Ticketek, con precios que van desde $10.000 a $28.000.
Pero antes habrá otro show con carne de hito: el 19 de este mes, Angel y Javiera Parra llegarán hasta el Teatro Colón de Buenos Aires para presentar un homenaje sinfónico a su abuela, con invitados como Sandra Mihanovic, Soledad, Beto Cuevas, Camila Moreno, Roberto Márquez y Gepe. Entre fines de septiembre y principios de octubre, viajarán hasta Europa para mostrar el proyecto en distintos formatos. Para el próximo año se planea un documental que detallará la trastienda de quizás el disco más universal de la música chilena.