La premisa de un actor de televisión conocido principalmente por comedias, interpretando a un oscuro antihéroe en un thriller, probablemente nunca pueda evitar la comparación con Breaking bad. Por lo menos no en un futuro cercano. La transformación de Bryan Cranston desde el afable y disparatado patriarca de Malcolm in the middle, hacia el despiadado narcotraficante Walter White marcó un antes y un después en la TV.

Por eso, cuando salió el primer trailer de Ozark, donde se veía a Jason Bateman como un padre de familia que se ve envuelto en un mundo criminal, el comentario fue prácticamente unánime: es el Breaking bad de Bateman. Una comparación que el actor, conocido principalmente por series como Arrested development y películas como Quiero matar a mi jefe, ha desestimado. "No creo que la gente se sorprenda con verme así", asegura en conversación telefónica con La Tercera. "Este personaje tiene mucho de los papeles que generalmente me gusta interpretar, que son las personas comunes como tú y yo, que tienen que vivir situaciones que no son comunes. Y creo que eso la gente lo puede encontrar hasta similar con otras cosas que he hecho", continúa.

En su defensa, hay diferencias: mientras Breaking bad mostraba el progresivo decaimiento moral de su protagonista, quien pasa de hombre inocente a criminal, en Ozark -que se estrenó hoy en Netflix-, su personaje nunca es inocente: Marty Byrde es un contador de Chicago que si bien aparenta una vida normal, utiliza sus habilidades para hacer el lavado de dinero de peligrosos criminales, algo de lo que su esposa (Laura Linney) ya está enterada y acepta. Cuando el socio de Marty comete el error de robarle dinero a un narco mexicano, Byrd, desesperado por salvar su vida, acepta mudarse a la boscosa meseta de Ozark en Missouri, donde deberá continuar con su operación criminal para devolver la deuda que su amig provocó.

Bateman -que para Netflix también prepara una nueva temporada de Arrested development para 2018-, no sólo protagoniza la historia; también dirige cuatro episodios y es productor ejecutivo. "Lo que más me atrajo fue la idea dirigir una película de diez horas y 600 páginas de guión", explica.

—¿Por qué no pudo dirigir todos los capítulos?

—Pensé que si podía dirigir todos los episodios sería genial, pero finalmente no tuve el tiempo. Sí lo hice en cuatro capítulos y fue una experiencia que me encantó. Es algo que desearía poder hacer más, pero a veces es poco práctico desde un punto de vista de productividad.

—Esta experiencia ha sido algo reciente en su carrera, dirigiendo dos películas en los últimos años. ¿Siempre tuvo claro que quería hacer algo más que actuar?

—Es algo que supe que quería hacer desde el principio. Entonces desde que empecé he prestado toda la atención posible a esa labor en los set en los que he estado. Incluso cuando era un niño hacía ya muchas preguntas a los directores y los observaba en su proceso de trabajo. Cuando ya sentí que había absorbido información suficiente, quería tener la oportunidad de ponerla en práctica. Y la oportunidad finalmente llegó hace algunos años, y fue la experiencia más gratificante de mi vida. Mi segunda película fue aún mejor y ahora con Ozark fue lo mejor que lo he pasado, y creo que además el producto final es lo de mayor calidad que he hecho.

—En Ozark se menciona bastante el concepto del Sueño Americano. ¿Es Marty Byrde una víctima de ese ideal de ser exitoso en Estados Unidos?

—Creo que sí. La gente suele ir un poco más lejos de lo que debería persiguiendo ese sueño. Marty es un buen ejemplo de una cierta arrogancia; que piensa salir victorioso. Y eso también lleva a una ingenuidad de creer que se puede evitar que todo se derrumbe cuando se lleva una vida como la de él.

—A pesar de estar involucrado en actividades criminales, su personaje parece tener un código de ética. ¿Eso irá cambiando?

—La verdad no; este personaje definitivamente no es Walter White en Breaking bad. Marty no es un tipo que se vaya a emborrachar de poder y cambiar en algo distinto de lo que vemos al principio. Sí va a aprender más y quizás hacerse más hábil, pero Marty es un personaje que lo único que busca es que esta serie se acabe. Quiere que todo se detenga y no tener que llegar a otra temporada. Quiere volver a su vida predecible y normal.

—¿Hay alguna similitud en interpretar a Marty Byrde y a Michael Bluth en Arrested development?

—O sea, ambos son personas que piensan que pueden hacerse cargo de mucho más de lo que realmente pueden manejar, y ambos piensan que están más cuerdos de lo que realmente están. Y supongo que ambos se ven muy parecidos físicamente (se ríe).

—Hablando de Arrested development, Netflix confirmó una nueva temporada para 2018. ¿Cómo va ese proyecto?

—Vamos a comenzar a grabar eso a fines de este mes, y no puedo esperar a volver y estar con ese elenco de nuevo. Michael Bluth es un personaje que conozco muy bien y me siento muy cómodo en sus zapatos. Esa serie siempre fue el mejor de los lugares para ir a trabajar todos los días.