Desde el ingreso al Movistar Arena se siente el ambiente sodero. Los clásicos del trío argentino invaden las entradas principales y para qué decir el merchandasing. El interior del recinto, sede de innumerables conciertos, continúa esta tónica con las versiones acústicas de los temas de todos sus álbumes.
"Bueno, cumplimos", dijo Zeta Bosio muy jovial en la alfombra roja antes del evento. "Decíamos que íbamos a volver cada diez años de alguna forma y cuando pasó lo de Gustavo pensábamos que iba a ser imposible", pero fue posible. "De alguna forma Soda vino para demostrar que está vivo, no solo con toda la gente que nos hace tributo y nos celebra todos los días escuchando nuestra música de distintas maneras o hasta tocándola en la guitarra. Estamos con ellos", dijo el ex bajista del trío argentino.
"Lo único que esperamos es que la gente logre disfrutar y vivenciar el show, que no es ni un show de circo ni un show de rock. Es algo totalmente nuevo, que está en el medio, que pasa por momentos de mucha energía, por momentos de introspección, momentos de admiración donde uno dice 'woow'", anticipó Charly Alberti, ex baterista de Soda Stereo. "Gustavo está presente en nosotros todo el tiempo, está presente con su voz, está presente con la música que hicimos, y con toda la historia. De hecho cuando nosotros empezamos a hacer esto, lo primero que dijo la gente de Cirque du Soleil fue: 'Esto no es un homenaje, esta es una celebración de lo que hicieron ustedes como banda, como músicos y como individuos' y eso creo que se va notar hoy".
Fue un Big Bang y fue caliente
El inicio del show estaba programado para las 21 horas, sin embargo la espera se extendió 15 minutos más. El público permanecía impaciente y las expectativas crecían. De pronto, la música ambiente cesó, las luces se apagaron y se escuchó la voz de Cerati. Ya era momento de reproducir aquel anhelado sueño sodamaníaco.
Al principio de Sép7imo Día es difícil saber hacia donde mirar. Son varios puntos de atención detonados por música, luces y elementos que se distribuyen en la cancha, pero a los pocos minutos, todo cobra sentido.
El espectáculo tiene por figura central a un joven que recuerda el estilo físico del Cerati de los 90s en la grabación unplugged de Comfort y música para volar. Pelo ondulado desordenado, jeans y camisa celeste, es el look de un joven de contextura delgada y agilidad que demuestra en cada acrobacia. El concepto: volar con la música de Soda hacia otro mundo, al planeta Sép7imo Día.
Un mix que compila segundos de varias canciones calienta los motores de una jornada que promete dos sentimientos: nostalgia y sorpresa. El arranque lo da el poderoso riff de guitarra del sencillo que da nombre al espectáculo "(En) El séptimo día" de Canción Animal.
No sé que me pasa, que ya no puedo volver
Escenografía y artistas, no se limitan a un solo lugar. Las estructuras se trasladan continuamente y con ellas, los acróbatas que comparten con el público ubicado en la cancha.
El danés Kasper Moller interpreta a L'Assoiffé, un ser perdido que explora un nuevo lugar dominado por el espacio en expansión. Se muestra confundido y a la vez fascinado mientras es guiado por artistas vestidos de negro que danzan al caer el sol.
Cuando el director de esta producción visitó la casa de infancia de Cerati descubrió que era fanático de la ciencia ficción, afición que los tres Soda compartían. Una especie de astronauta, drones y un planeta desconocido y psicodélico son los principales elementos de este show que plantea a la música como herramienta de evasión a un universo ideal.
No creo poder resistir
Los estímulos abundan. Luces, música, colores, estructuras, artistas se mueven por el recinto variando sus vestimentas y acrobacias. Pero a pesar de entregar una sobrecarga de energía, que pone todos los sentidos en alerta, la armonía que resulta de la conjugación de todos los elementos lleva a un mundo onírico del que es difícil salir.
Toda la producción de arte se basó en las portadas de discos y videoclips de la banda. No es difícil para un fanático encontrar los claros guiños que imponen presencia desde el comienzo. Algunas más explícitas que otras, las referencias a Soda Stereo no se hallan solo en lo musical, están y no hace falta mayor esfuerzo para hallarlas.
El juego de cámaras demuestra que Cirque du Soleil está a otro nivel. Las proyecciones en las pantallas fueron ideadas no con el mero propósito de que todo el público vea, hay una estrategia artística detrás, a veces como escenografía y otras para destacar al artista principal de cada cuadro. Nadie queda fuera de la experiencia.
Siempre seremos prófugos
El amor no queda fuera. El sentimiento inspirador de innumerables canciones -entre ellas "Prófugos"- reflejó la pasión y dinámica de una relación inevitable y compleja. Un retrato de la música jugando con la vida en movimientos en el aire perfectamente calculados. En cualquier momento podían caer rodeados por los colores y las melodías que inundan el lugar, pero cada salto, cada paso de aquella danza, funcionaba como si fueran parte de la estructura de la cual pendían.
Después, el furor. Alternando con imágenes del público, de distintos conciertos alrededor de toda Latinoamérica, el ambiente se encendió aún más al ritmo de una canción que todos esperaban. Aún quedaba el arma secreta, aquella canción que predeciblemente cerraría la jornada.
"De música ligera" resonó en todo el Movistar Arena, no podían cerrar con otro sencillo. La moda de los 80s, con peinados estrafalarios a lo The Cure y ropa con colores brillantes, caracterizaba a los acróbatas que daban sus últimas piruetas al son de los temas que nunca dejan de escucharse en la casa de un sodero.
Fue con este espectáculo que Sép7imo Día cumplió 100 funciones de un show que mezcla recuerdos de una época, homenaje a un ídolo fallecido y la celebración a una obra que perdura en el tiempo. La fiesta de colores, rock y artes escénicas finalizó con una despedida al trío que cautivó a Latinoamérica. La última frase: "Gracias totales".
Cirque du Soleil presentará el espectáculo Sép7imo Día hasta el 6 de agosto en Santiago. Show que cuenta con 36 artistas en escena y la colaboración directa de Zeta Bosio y Charly Alberti, los dos miembros de Soda Stereo que regresaron a diez años de su gira de despedida Me verás volver.
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