"Con unas pocas y rápidas pinceladas, Lord ubica la escena de Dunkerque: 'Parecía no haber salida. El 24 de mayo de 1940, cerca de 400 mil tropas aliadas yacían clavadas contra la costa de Flandes, cerca del puerto francés de Dunkerque. La avanzada de los tanques de Hitler estaba a solo 10 millas de distancia. No había virtualmente nada entre medio. Pero el ejército atrapado se salvó. Para el 4 de junio –sólo 11 días más tarde- más de 338 mil soldados habían sido evacuados en forma segura a Inglaterra en uno de los mayores rescates de todos los tiempos. Fue un giro crucial en la Segunda Guerra Mundial'". Con esa cita The New York Times describía en noviembre de 1982, el año de su publicación, el estilo de El Milagro de Dunkerque, el libro de Walter Lord que inspiró la recién estrenada película de Christopher Nolan, Dunkerque.
Para el periódico neoyorquino, la obra es un ejemplo de "buena historia contemporánea de fácil lectura". Con más de 500 entrevistas a protagonistas, Lord pudo recrear como si fuera un gran reportaje los sucesos de esas dos semanas que terminarían marcando un punto de inflexión en el avance nazi en Europa. Lord "no va simplemente a los libros y los registros compilados por otros, sino que en lo posible, descubre a las fuentes vivas", escribió el Times, delineando las claves de un estilo que no sólo supo manejar con especial talento el autor de El Milagro de Dunkerque –que escribió más de una decena de libros- sino que también heredó una larga lista de historiadores contemporáneos que instauraron una suerte de nuevo género histórico que ha dado origen a obras memorables sobre la Segunda Guerra Mundial.
Antony Beevor, el historiador británico, es hoy probablemente el mejor exponente de esa forma de narrar la historia que ha colocado a sus obras de no-ficción en los primeros lugares de las listas de libros más vendidos. Desde Berlín, la caída hasta El Día D, pasando por su monumental La Segunda Guerra Mundial, Beevor se ha convertido en el más prolífico autor de ese conflicto de los últimos 25 años. Y si para Lord las entrevistas con los protagonistas fueron la clave de su trabajo, para Beevor lo han sido los documentos personales de quienes vivieron el drama de la guerra. Para escribir sus libros no sólo se sumergió en los archivos oficiales sino que revisó cientos de miles de cartas de soldados y ciudadanos comunes, combinando el magistral relato de las estrategias militares con el día a día de la guerra. Los dramáticos historias de los berlineses antes de la caída de la ciudad son un ejemplo de ello.
"Hacinados en sus sótanos, en los refugios antiaéreos y en las grandes torres de hormigón de las defensas antiaéreas, lo único que deseaban los berlineses era que terminara la batalla. El aire era casi irrespirable y la aglomeración de gente era tan grande que nadie podía llegar a los lavabos ni conseguir agua para beber", escribe Beevor en La Segunda Guerra Mundial, su obra mayor sobre el conflicto, que resume en poco más de 1.000 páginas los casi seis años de guerra. Descrito por el New Statesman como "la narración más completa y objetiva que se puede lograr sobre el curso de la guerra", el comentario que probablemente mejor resumen el trabajo de Beevor es el de su colega, el historiador británico Max Hastings, quien aseguró que "nadie sabe mejor como traducir la dura materia de la historia militar en un drama humano vívido, conmomedor e impactante".
Hastings, al igual que Beevor, ha dedicado gran parte de su trabajo a relatar la historia de la Segunda Guerra Mundial. Obras como Armagedon, donde aborda el último año del conflicto y la caída de Berlín, o The Secret War, sobre el trabajo del espionaje durante el conflicto forman parte de esa larga lista de trabajos, aunque probablemente sea Se desataron todos los infiernos su obra mayor sobre la guerra. Un trabajo elegido por el periódico británico The Daily Telegrah entre los mejores libros publicados en 2011, el libro de Hastings es al igual que la obra de Beevor un intento por acercar el drama de la guerra a los lectores contemporáneos. "Antes que todo, esta es una historia de cómo la guerra fue experimentada por los hombres y mujeres comunes", escribió Ian Kershaw, el principal biógrafo de Adolf Hitler.
Resulta imposible agotar la larga lista de libros sobre la Segunda Guerra Mundial en estas líneas, pero cualquier intento por hacerlo exige a lo menos citar dos libros fundamentales sobre el trabajo de los corresponsales de guerra. Los dos abordan el frente oriental que sellaría la derrota clave de Hitler y recrean la historia de la que algunos consideran la campaña más sangrienta de toda la guerra, aquella que se libró en los territorios de la Unión Soviética. El primero, Un escritor en guerra, Vasili Grossman en el Ejército Rojo, reúne los trabajos del escritor soviético como reportero de guerra para el diario Krasnaya Zvezda. Grossman pasó más de 1.000 días en el frente cubriendo la Batalla de Stalingrado, el asedio a Moscú y la batalla por Berlín. Uno de los mayores aportes del trabajo de Grossman es que permite ver la guerra desde otra óptica, la del Ejército Rojo, y no desde la mirada habitual de los aliados occidentales.
Lo mismo pasa con El Volga Nace en Europa de Curzio Malaparte, el único corresponsal occidental que cubrió el frente oriental durante la guerra. El libro combina las crónicas de guerra escritas para Il Corriere della Sera con aquellos episodios menores que marcan a los ciudadanos comunes arrasados por el drama del conflicto. Malaparte, pese a sus orígenes fascistas, no esconde su admiración por las fuerzas soviéticas ni duda en demostrar su compromiso político con lo que sucede en Europa e incluso después de la guerra terminará inscribiéndose en el Partido Comunista Italiano. De su experiencia como corresponsal de guerra surgirá luego su novela Kaputt. Un libro que se sumerge en el colapso moral de la guerra. "¿Un reportero escrupuloso? Probablemente no. Uno de los más notables escritores del siglo XX? Sin duda", escribió sobre Malaparte el escritor e historiador Ian Buruma, recientemente designado editor de The New York Review of Books y autor de otra obra mayor sobre la guerra o más bien la post Guerra, Año Cero, historia de 1945 una obra que narra la vida y los dramas de Europa en los meses inmediatamente posteriores al fin del conflicto.