Francisco "Pancho" Rojas es parte de una raza casi extinta. Uno de los últimos emblemas locales de una época que parece cada vez más lejana. Así al menos se lo hacen saber los jóvenes que habitualmente se le acercan para saludarlo y reconoce el impacto que han tenido en sus vidas algunas cumbres de su discografía, como Perros días (1994), de La Banda del Capitán Corneta, o Sexy (2001), de Mandrácula.
"Me sucede seguido y debo reconocer que es bastante satisfactorio, porque me muevo en un circuito de gente más joven, siempre con el síndrome de Peter Pan (ríe). Además, ya pelado no se me notan las canas", cuenta el músico de 47 años, uno de los frontman más reconocibles del rock y el blues criollo de las últimas tres décadas, quien el próximo 7 de septiembre subirá una vez más al escenario de La Batuta. Allí, en el mismo recinto donde hace 26 años debutó junto a "los Corneta", lanzará en vivo Desvelo, su primer trabajo como solista.
En el álbum, ya disponible en plataformas digitales, el vocalista condensa buena parte del ADN musical que inspiró sus proyectos anteriores -en especial el rock y el blues de raíz norteamericana-, pero esta vez en clave acústica e inspiración folk. "No estaba buscando diferenciarme de mis proyectos anteriores, aquí soy yo mismo también pero traté de tocar casi todos los instrumentos para hacerlo bien personal", dice Rojas, quien usó el concepto del insomnio y las reflexiones de trasnoche para articular las ideas detrás de su álbum más honesto y desgarrado, fruto de lo que llama "un momento personal muy duro y muy potente".
Y aunque la mayoría de las once canciones del LP surgieron durante los últimos años, hay una que otra que creó cuando daba sus primeros pasos en la música, como Agua turbia, compuesta cuando aún recorría el circuito underground capitalino junto a su primer grupo. Esa necesidad de darle salida a todo el material almacenado fue clave, asegura, al momento de emprender esta aventura en solitario.
"Trabajar en grupo te da otro tipo de satisfacciones, pero se me hacía muy difícil avanzar. Sentía que estaba con un ritmo de producción musical muy lento, pasaban 4 o 5 años y recién aparecía otro disco y como compositor se me van
ocurriendo ideas y necesitaba irlas quemando", explica el músico, cuya última banda fue Dama Juana.
Nace un cantautor
El desprejuicio es un concepto que Rojas repite varias veces al analizar su debut solista. Porque si bien en Desvelo no hay un cambio radical con respecto a su carrera, sí tiene claro que una facción de sus seguidores es más dogmática y convencional. "Este tipo de canciones te abre a un público que quizás no iría a una tocata rockera, pero que sí podría ir a ver a un cantautor. Mi idea es esa, la versatilidad, llegar a más gente y no quedarte con la sensación de que tenías canciones que no mostraste porque se salían del perfil de la banda", explica.
En ese sentido, compara su salto en solitario con la apertura mental que ha visto desarrollarse en el público y la escena local. "Mucha gente criticaba a principios de este año que hubiesen traído a Metallica a Lollapalooza, se reían o los hacían pedazos en las redes sociales. Creo que esa es la postura más boluda que puede haber, porque qué mejor que la música sea desprejuiciada y no sólo para un grupo de chascones que solo escuchan rock o metal", cierra.