El mismo Steven Wilson (49) había anticipado que To the bone podía inquietar a sus incondicionales seguidores. A dos años de la publicación de Hand.cannot.erase, álbum conceptual que lo consagró entre las mayores figuras actuales del rock de vanguardia, "el más exitoso artista británico del que nunca has escuchado", como lo llamó The Daily Telegraph, lanzó ayer su esperado quinto LP solista. Un trabajo que, tal como adelantó su autor, ha dividido aguas, no tanto entre los críticos -que ya lo sitúan entre los lanzamientos del año- sino en su fanaticada, donde ha encontrado cierta resistencia entre su facción más purista.
La manzana de la discordia parece estar justo en la mitad del álbum, apenas comienza a sonar el piano de Permanating, probablemente la primera canción alegre y bailable de toda la discografía del británico, quien desde ahora, para decepción de algunos, se instala definitivamente como una figura de la música popular contemporánea, sin etiquetas. "Tengo la reputación de ser un poco deprimente con mis canciones, pero en este disco intenté ser algo más positivo", contaba Wilson a Culto, en una visita al país en abril pasado, sobre su nueva apuesta de estudio, cuyo objetivo final es reimpulsar lo que él llama "la ambición en el pop". La de sus compatriotas David Bowie, Kate Bush, Peter Gabriel e incluso Propaganda, grupo de synthpop alemán que cita entre sus referentes.
"Habría sido fácil hacer otro Hand.cannot.erase, pero yo no soy así. Aquellos que me han inspirado en la música, como Bowie, Zappa, o los mismos Pink Floyd, siempre daban la sensación de reinventarse con cada nuevo disco", explicaba el ex Porcupine Tree durante las grabaciones del videoclip de "Nowhere now", registrado en diversas locaciones del desierto de Atacama. Un año después de su séptimo show en Chile -en el Teatro Caupolicán-, el solista visitó el Valle de la Luna, el observatorio Alma y otras locaciones que escogió para el clip del próximo single del disco, donde un narrador observa maravillado la Tierra desde el espacio.
"En líneas generales, el disco anterior era bastante negativo y crítico en su visión del mundo. Este es más optimista, irónicamente, en el momento en que todo parece estar peor que nunca", dijo sobre el espíritu de To the bone, donde entrega su visión de hechos que han marcado la agenda global -como la crisis de los refugiados o el tiroteo en una discotheque gay de Florida de 2016- y de las relaciones de pareja, con una mirada algo más edificante y arreglos y melodías "pegajosas y con más gancho", explicó.
"Muchas veces se me ha definido como un artista de música progresiva pero nunca me he considerado eso", decía Wilson, yendo atrás en sus recuerdos para definir la sensibilidad pop que recorre su álbum. "Crecí en una casa donde se escuchaba The Carpenters y Pink Floyd. Y siempre me encantó el gran pop. Me refiero a "I feel love" de Donna Summer, "S.O.S." de ABBA, que son parte de mi ADN tanto como The dark side of the moon o los primeros discos de Black Sabbath. De niño nunca hice distinciones y ese es el estado mental de este álbum", agrega.