Ya de noche, en su laboratorio, el ñoño y torpe profesor Julius Kelp experimenta en carne propia los efectos de una solución química que acaba de inventar. Tras mutar su cuerpo en formas diversas, incluyendo la de un hombre lobo, abandona el laboratorio. No sabemos cómo quedó físicamente, pero vemos un plano subjetivo suyo acercándose a un club nocturno, mientras los transeúntes lo miran. Y no pueden creer lo que están mirando. Finalmente, cuando entra al local, advertimos que Kelp se ha transformado en el galanazo Buddy Love, que aparte de tocar el piano y cantar melosamente, derrite a las chicas de pura presencia.
Kelp y Love son encarnados por Jerry Lewis en esta secuencia de El profesor chiflado. La película es dirigida, escrita y producida por este hombre que para 1963 era el cómico más popular en Hollywood y, ya entonces, uno de los artistas mayores de la historia del cine. No siempre se entendió así, pero a la hora del adiós pocos se mezquinaron con este artista de vodevil, humorista, actor, cineasta, productor y guionista.
A los 91 años, acompañado de su familia en su casa de Las Vegas, Lewis falleció de "causas naturales" a las 9.15 locales, según confirmó su representante a la revista especializada Variety. Su salud se había deteriorado significativamente en las últimas décadas, sin perjuicio de lo cual hasta 2016 hizo shows en solitario.
Sin contar los lapsus, fueron casi 80 años sobre los escenarios. Otro dato notable en una carrera excepcional.
El artista total
Jerry Lewis nació el 16 de marzo de 1926 en Newark, Nueva Jersey. Nació como Joseph Levitch, según escribe en su autobiografía, Jerry Lewis. In person. Sin embargo, la pormenorizada biografía de Shawn Levy, King of Comedy. The Life and Art of Jerry Lewis, presenta un registro de nacimiento donde figura como Jerome.
Con padres judíos dedicados al entretenimiento -cantante y bailarín el padre, pianista la madre-, subió con ellos al escenario con 11 años. A los 16 dejaría el colegio y se dedicaría a sacar risas doblando canciones populares con gestos y muecas en cines de Nueva Jersey. Luego vendrían el burlesque y el vodevil.
En 1946 conoció a la cantante Patti Palmer, con quien estaría casado por 38 años y tendría seis hijos. Poco después conoció al cantante de origen italiano Dean Martin. Partieron juntos con un número en Atlantic City (el comediante chacotero y el cantante cool; el jovenzuelo inseguro y el galán rampante) y llegaron a ser tan populares, TV mediante, que llenaron las 6 mil butacas del Teatro Roxy de Times Square. Consciente de tal éxito, Hal B. Wallis, productor de Casablanca y El halcón maltés, los persuadió en 1949 para firmar por cinco años con Paramount.
Inició así la dupla una carrera de 17 filmes conjuntos, siempre metidos en problemas a causa de las chicas o del dinero, dentro de los cuales destacan ¡Qué par de golfistas! (1953), Artistas y modelos (1955) y Hollywood or bust (1956). Los dos últimos fueron dirigidos por Frank Tashlin, quien se convirtió en el mentor artístico de Lewis. Una vez rota la dupla con Martin, después de 10 años, asumió mayores responsabilidades creativas. Así, en 1960 escribe, dirige y protagoniza El botones, homenaje casi sin trama al arte cómico del mudo.
Convertido en artista total (su libro The total-filmmaker se publicaría en 1971), sería responsable de filmes de múltiples capas y virtudes. El gran público lo aplaudió y la crítica francesa lo alabó sin reservas, consagrando cintas como El terror de las chicas y El profesor chiflado. La crítica de su propio país -como pasó con Hitchcock, con Eastwood y con el jazz- fue la que más tardó en reconocerlo.
La segunda mitad de los 60 lo vio enfrentar severos cambios en la industria y en las preferencias del público. Sin abandonar la labor mediática que desde 1957 realizaba junto a la Asociación de la Distrofia Muscular, y que dio lugar a la Teletón, tuvo que reinventarse tras el fin del contrato con Paramount en 1965. Se buscó roles más sofisticados (Tres en un sofá, 1966) y hasta dirigió a dos estrellas del Rat Pack en One more time (1970), sin reencontrar la adhesión de la audiencia.
Tras fracasar por razones legales, en 1972, su audaz intento de dirigir una dramedia ambientada en un campo de concentración nazi, pasó ocho años sin dirigir y su regreso (Hardly working, 1980) fue calificado por el crítico Roger Ebert como "la peor película que haya encontrado estreno comercial en este país". Su estatus y su popularidad, sin embargo, no se verían magullados.
Claro debió tenerlo Martin Scorsese, que le dio un papel fundamental en El rey de la comedia (1982). En esta película también se llama Jerry, aunque tiene otro apellido, y es una figura televisiva a la que todo el mundo quiere. Enterado ayer del fallecimiento, Scorsese comentaría: "Jerry Lewis fue un maestro. Fue un gigante. Fue un innovador. Fue un gran artista y fue un hombre notable".