La primera confirmación llegó desde el desierto. A principios de mes, Damon Albarn vacacionaba en San Pedro de Atacama y fue abordado por una fanática chilena que después se encargó de difundir la verdad revelada: el cantante le aseguró que aterrizaría en Santiago en marzo a bordo de su proyecto Gorillaz.
Una exclusiva solitaria, pero que hoy es real y ya tiene alcance colectivo. La banda virtual de dibujos animados, y que cuenta casi dos décadas desde su irrupción, se presentará el martes 20 de marzo en el Movistar Arena de Santiago, en su primera vez en el país y como parte de su actual gira planetaria, el Humanz Tour. Por lo demás, el espectáculo comienza a cerrar el círculo en los vínculos de Albarn con Chile, tras una seguidilla de temporadas en que paseó casi todas sus vidas por escenarios nacionales, desde el doblete de Blur (2013 y 2015) hasta su debut en solitario (2014).
Para esta vez, el inglés viene con su agrupación de mayor rendimiento comercial -han despachado 17 millones de álbumes a nivel mundial, superando a Blur, que nunca cuajaron en EE.UU.- y quizás con la que se ha mostrado más inquieto y estimulado, luego de declarar cierto hastío con su banda madre a fines de los 90.
La receta se ha replicado disco tras disco, en un trayecto también marcado por la intermitencia, y reluce otra vez en Humanz (2017), su última entrega. Cuatro personajes virtuales de aspecto pendenciero e inclinados hacia las más disímiles variantes del sonido negro, como el soul, el hip hop, el R&B, el dancehall y el house de Chicago, además de funcionar como una cofradía por donde pasan invitados del más distinto calibre.
Todo ello bajo un acento provocador y pensante, como si el universo ficticio sirviera para retratar mejor la realidad, sobre todo luego que en una noche de 2016, Albarn imaginara un mundo con un magnate como Trump al mando de la mayor potencia del orbe, augurio que le sirvió para hablar de racismo, poder, desigualdad y deshumanización. "Esa noche estaba situada en el futuro, pero ahora ya es pasado", ha contado el músico para resumir ese minuto de inspiración.
Ante tal rompecabezas de ideas, sus espectáculos semejan un auténtico acorazado de músicos y efectos visuales. Por ejemplo, su banda de acompañamiento la integran seis instrumentistas, con fuerte protagonismo de teclados y percusión. A ellos se suman cinco coristas, parte fundamental de una apuesta que fluye hacia voces diversas y con quiebres interpretativos en cada una de las composiciones.
El otro atractivo lo aportan las pantallas: extensas, vertiginosas, de increíble fidelidad. Además, ahí se van sucediendo las imágenes características del cuarteto -cortesía de su otro gran mentor, el ilustrador Jamie Hewlett-, aparte de la numerosa lista de invitados de cada uno de sus trabajos. Por ejemplo, en los temas de Humanz asoman ilustres como Vince Staples, De la Soul, Grace Jones y Benjamin Clementine. Aunque también hay espacio para los hits, con "Feel good Inc." y "Clint Eastwood" sobre la parte final de la cita.
"Pese a toda la sobrecarga de elementos, una de las cosas más bellas del show es seguir escuchando la voz de Albarn, enérgica y vibrante, o también melancólica y sombría", dijo The Guardian sobre el show de Gorillaz de junio pasado en Inglaterra.
Para Santiago, las entradas se pueden adquirir el 5 y 6 de septiembre, en una preventa de 5 mil localidades que tendrá un 20% de descuentos para clientes Movistar (descargando la aplicación Club Movistar). Pasada esas 48 horas, o si los boletos se agotan antes, empieza el proceso general. Se pueden adquirir en Puntoticket y con precios de $43.700 (tribuna); $51.750 (platea alta); $67.850 (cancha general); $77.050 (platea baja); $94.300 (platea royal); $105.800 (platea zafiro); y $109.250 (cancha frontal). No incluye cargos por servicio.