Un grupo de adolescentes que promedia los 14 años, habla a la cámara que controla la cumpleañera. Amy Winehouse, con una gran sonrisa y un aspecto muy diferente al que lucía en su momento de mayor fama, es parte de ese grupo que entre risas juega como los niños que son. "Happy Birthday", dedicado a su amiga, es la primera canción que escuchamos en la voz de Amy, con un registro que ya desde 1998 demuestra que es poseedora de un potente vozarrón.
El documental Amy fue dirigido por Asif Kapadia, quien también dirigió el filme Supersonic sobre la banda Oasis. Fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 2015 y en 2016 fue galardonado con el Oscar a Mejor Documental.
El trabajo audiovisual de Kapadia, muestra a la mujer que había tras aquel nombre que se tomaba las portadas de distintos medios y agotaba entradas en sus shows. Amy no se imaginó como una gran cantante, según explica ella misma en el documental, ni siquiera imaginaba que podría elegir la música como carrera.
La británica era humilde, amaba cantar y componer, pero no se veía como la dueña de un talento único: una voz privilegiada que combinaba perfectamente con sus letras que reclamaban a gritos la falta de comprensión.
Por medio del testimonio de sus familiares, amigas de infancia, su mánager, guardaespaldas y su ex esposo; Amy dibuja a la persona de carne y hueso responsable de aquellas melodías desgarradoras nacidas del jazz, soul y R&B.
Ella misma señala a artistas como Dinah Washington, Sarah Vaughan y Tony Bennet como sus mayores influencias, mientras suena una versión de "Moonriver" interpretada por ella junto a la National Youth Jazz Orchestra a los 16 años.
El documental da cuenta del origen musical de la gran artista que fue Amy Winehouse y cómo, poco a poco, la joven tras las desgarradoras canciones perdió su vida como consecuencia de una serie de adicciones. Las drogas, el alcohol y la vida nocturna, fueron su vía de escape de un ritmo vertiginoso que fue superior a ella.
Si hubiese que enumerar las causas de la temprana muerte que la integró al "club de los 27", la lista estaría conformada por un padre que buscaba tener una estrella más que una hija, una relación tortuosa con Blake Fielder —su ex esposo—, el acoso de la prensa, desórdenes alimenticios y el refugio que halló en el consumo de cocaína, heroína y alcohol.
La narración sigue un orden cronológico, siempre en la voz de Amy y de quienes la conocieron, entrelazando las canciones que la llevaron a la fama. Su historia es un rápido ascenso que al llegar a su punto más alto fue decayendo inevitablemente con compromisos sin cumplir, presentaciones que dio en estado de ebriedad y la priorización de hundirse en sus propias sombras.
Asif Kapadia entregó el lado de Winehouse que no era iluminado por los focos. Sus miedos, una familia disfuncional y la baja autoestima que nadie pudo remediar. Amy Winehouse, hasta sus últimos días, fue un festín para la prensa que la veía como una hermosa voz opacada por los excesos.
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