"El canon" es la dupla de palabras más repetida, escuchada y reverenciada una tarde de agosto en un hotel de Toronto. Es el día de entrevistas y presentaciones de Star Trek: Discovery, una nueva entrega de la saga espacial que llegará a la TV (el 25 de septiembre en Netflix para Chile), y cada miembro del elenco se refiere una y otra vez al canon, y cómo este debe respetarse ante todo. Para quienes no sean trekkies, o como se apoda a la legión de fanáticos de Star Trek y sus películas y series, el canon es la historia oficial de la universo ficticio; como otras sagas que se han convertido en realidades paralelas y complejas en la cultura pop, Star Trek necesita un orden y verdad oficial, y este incluye a las series televisivas y las películas, cuyos hechos, información, especies alienígenas y batallas, son cuidadosamente documentadas por expertos. Si vas a hacer una nueva Star Trek y no respetas el canon estás perdido, en tiempos de fans empoderados. De hecho, cuando la periodista de Culto —invitada por Netflix hasta el set y entrevistas— le pregunta a Aaron Harberts, el líder de la producción —que en EE.UU. debutará en un nuevo streaming de la cadena CBS—, qué es lo más importante cuando se embarca en un proyecto con esta carga y fanaticada, el responde: "El tomar en cuenta sus opiniones y saber que el canon importa". Y se refiere brevemente a los contratiempos que ha sufrido Star Trek: Discovery para llegar a la pantalla, que incluye un retraso de nueve meses, luego de que el creador original, el reputado Bryan Fuller y quien tiene larga experiencia con la franquicia como guionista, abandonó el proyecto por diferencias creativas y conflictos de horario (sigue siendo productor), y Aaron Harberts y Gretchen J. Berg quedaron entonces al mando del día a día: "No fue nuestra decisión situar la historia diez años antes de la primera serie, sino que eso lo definió Bryan que ha trabajado tanto en esto que podía manejarlo, y tiene la credibilidad con los fanáticos. Nosotros somos nuevos en esto, es importante ser tan correctos como podemos".
Y es que uno puede no haber visto jamás una Star Trek, en cine o TV, pero el imaginario ya es parte de la cultura pop que se absorbe por osmosis: el capitán Kirk, el Señor Spock y sus orejas, el saludo vulcano con la mano —que tiene hasta su propio emoji—, las teletransportaciones y los antagonistas llamados klingons. Esta vez, Star Trek: Discovery funcionará como precuela, con una línea de tiempo que se ubica una década antes de la serie original —la de William Shatner en los 60—, y que se enfoca en la guerra entre la Federación, o la república interplanetaria formada en el futuro por humanos y más, y los Klingons. Hay naves, militares, científicos —que incluyen a la primera pareja gay de la serie—, transportadores y armas, estrictamente siguiendo el canon.
Si históricamente Star Trek fue siempre ciencia ficción políticamente avanzada, con el primer beso interracial en la TV y un elenco diverso, hoy se continúa con ese legado y se lleva al extremo: la protagonista es Michael Burnham, interpretada por Sonequa Martin-Green (The Walking Dead), humana criada en Vulcano —por el padre de Spock—, quien parte como segunda al mando de la nave Shenzhou bajo el mando de la capitana Georgiou, interpretada por la superestrella asiática Michelle Yeoh, y luego pasa a la U.S.S. Discovery. Dos mujeres de minorías en Hollywood, al mando.
"Yo no crecí viendo Star Trek, pero estaba en la televisión, a mi alrededor", dice Sonequa Martin-Green, a un grupo de periodistas de distintas partes del globo. "No me veía a mí misma en los medios mientras crecía, que es lo que les pasa a muchas minorías, y cuando lo hacía, lo tomaba. Eso me lleva directo a Nichelle Nichols —una de las actrices afroamericana de la serie original—, siento que me paro en sus hombros, y en los de Kate Mulgrew, la primera capitán mujer del canon. No puedo expresar lo suficiente mi gratitud y el privilegio que siento de estar al centro de la conversación hoy, con el clima político, social y racial en el que estamos, que es horrible. Vemos el problema todos los días, cada vez que prendes la televisión, así que ser parte de la solución significa todo para mí".
El espacio de ayer, para el mundo de hoy
Mientras los actores de Star Trek presentaban a sus personajes a la prensa, la cobertura noticiosa de Norteamérica se centraba en dos polos: el eclipse solar y los disturbios raciales en Charlottesvile y el movimiento neonazi en Estados Unidos. "Estamos en el Movimiento de Derechos Civiles 2.0", dice Martin-Green, y defiende que así como en los 60 Star Trek era una alegoría de Estados Unidos versus soviéticos, hoy la fantasía futurista sigue usando sus naves y personajes para reflejar los tiempos en que el mundo vive hoy. "Eso es ser fiel al legado de Star Trek, siempre ha sido política. Y la belleza es que su mensaje es auténtico; ves la diversidad pero no es parte de la conversación, porque en el futuro ya no tiene que serlo. En el futuro esto ya no se habla, hemos triunfado, y eso le da a la gente visión".
Michelle Yeoh, la capitana y mentora del personaje de Martin-Green en la ficción, destaca que esta vez, Star Trek no sólo habla de aceptación y diversidad, sino que es una serie "sobre el autodescubrimiento de los personajes". Y, obviamente, con dos mujeres fuertes, también manda un mensaje: "Sonequa y yo, número uno y capitana, dos mujeres. Tomando el control de la situación. ¿Eso es muy Star Trek, no? Porque hoy por eso peleamos, por igualdad. Pero en 200 años más, esta pelea será algo del pasado. Creo que es valiente de los guionistas saltar directo a eso: no lo cuestiones, así es el futuro. No importará tu género u orientación, el que puede hacer el trabajo, debería tener el trabajo".
No sólo el nuevo feminismo tiene un espacio en Star Trek, sino que siendo una serie de guerra, esta vez los Klingons sirven para más alegorías, según el productor Aaron Harberts: "Miramos a la división que hoy pasa en nuestro país. Los Klingons quieren aislarse, quieren puridad racial, unir sus casas y que los dejen solos. Y en cuanto a la flota espacial: ¿qué pasa cuando quieres dar una mano, pero el otro no quiere tomarla? Es una historia de guerra, y definitivamente vivimos tiempos violentos, llenos de conflicto. Lo que quisimos debatir era cómo haces la paz, sin que un lado aplaste al otro".