Más de una razón explica el progresivo desaparecer de la comedia romántica en la pantalla grande, desde un desinterés de los grandes estudios en arriesgar presupuesto en un género que no da tantos réditos como el terror o la acción, hasta un realidad global convulsionada que ha dejado menor espacio para el idealismo en pantalla, en medio de la era de los antihéroes.
Judd Apatow, el rey de la comedia norteamericana moderna, es un nombre que ha buscado mantener el género vivo dándole algún giro: Virgen a los 40, Ligeramente embarazada y Esa chica es un desastre son todas historias con relaciones de pareja como eje, pero con suficiente irreverencia y humor ácido para el espectador más alérgico al romance.
Pero en el más reciente de sus proyectos, Por eso lo llaman amor, que se estrena el jueves en Chile, Apatow, productor de la cinta, abandona todo cinismo. De hecho, la película rescata varios elementos clásicos del género: chico conoce a chica, se enamoran, pero un gran inconveniente pone en peligro toda su relación. La pareja protagónica es encantadora y marcada por un idealismo romántico. Pero la razón por la que la película llega precedida como un éxito de taquilla y elogiada como una de las mejores cintas de 2017 es la forma en que la historia reinventa los clichés del género, dándole un giro contingente y que se sienta real. Y es porque, efectivamente, es una historia verdadera.
Apatow no es el verdadero cerebro de la cinta: el realizador sólo apadrina la visión del comediante Kumail Nanjiani, conocido principalmente por su papel en la serie Silicon Valley de HBO, y que escribe la cinta junto a su esposa, Emily V. Gordon, con una trama inspirada en la historia real de cómo la pareja se conoció.
Nanjiani se interpreta a sí mismo; un comediante que suele presentarse en un pequeño club de Chicago, y que maneja para Uber como un ingreso complementario. Una noche tras uno de sus shows conoce a Emily (Zoe Kazan), una estudiante de psicología y comienzan a salir, a pesar del rechazo inicial de ambos a tener una relación formal. Pero a medida que la situación comienza a adquirir seriedad, Nanjiani enfrenta un problema mayor: su conservadora familia paquistaní aún busca incesantemente una candidata para un matrimonio arreglado con su hijo, que bajo ningún motivo puede ser una norteamericana y blanca. El protagonista le oculta a sus padres además que básicamente ya no sigue ninguna de las tradiciones de su antiguo país.
La tensión en la pareja comienza a aumentar cuando Kumail se niega a presentar a Emily a su familia, sin dar mayor explicación de por medio. Con la relación colgando de un hilo, Emily cae enferma producto de una misteriosa infección, obligando a los doctores a ponerla en un coma inducido. Nanjiani conoce así a los padres de Emily (Holly Hunter y Ray Romano, desde ya en la mira del Oscar), con quienes debe aprender a convivir frente al incierto destino de la mujer que ama.
Tomando nota de la fórmula de las comedias televisivas más aclamadas de la actualidad, de Master of none a You're the worst, Por eso lo llaman amor no evita el drama y la vulnerabilidad, a pesar de su cuota de risas, manteniendo siempre un pie en realidades reconocibles; desde el choque cultural en el que vive cualquier inmigrante, hasta las dificultades universales de las relaciones, duren tres meses o 30 años -en la segunda parte de la cinta, el foco está tan puesto en la pareja protagonista como en los padres de ella-.
"Nanjiani y Gordon revitalizan un género moribundo con una historia de amor verdadero, muerte y la comedia que implica existir en el siglo XXI", afirmó sobre la cinta el periódico New York Times, mientras que The Washington Post opinó: "la película se siente tanto como un regreso a los principios básicos del género, como también un vistazo al futuro".
Medios como Rolling Stone, Variety y Entertainment Weekly ya han ubicado a la cinta dentro de sus predicciones para las nominaciones del Oscar de fin de año, dándole un espacio a un género cada vez más ignorado por la Academia, y que ha encontrado esperanza en una cinta que abraza sus orígenes.