Tiene entrada liberada y un horario flexible, pero para visitar el Centro de Arte Contemporáneo Cerrillos conviene hacer una planificación. Desde Estación Central, La Cisterna, Departamental, Metro Moneda y Plaza de Maipú existen recorridos que facilitan la llegada; sin embargo, todos ellos comprenden una hora aproximada de viaje. La ubicación del edificio, emplazado en el remodelado ex aeropuerto de Cerrillos y alejado de los barrios culturales, fue uno de los aspectos controvertidos al momento de su anuncio durante la cuenta pública 2016.
"¿Por qué una comuna como Cerrillos no puede ser el espacio adecuado para generar un polo cultural?", pregunta Beatriz Salinas (39), primera directora del centro, dependiente del Consejo Nacional de la Cultura, quien asumió a fines de mayo pasado.
Este viernes el espacio que dirige cumplió un año y sumó cerca de 19 mil visitas, con tres muestras (muy lejos, por cierto, de los principales centros del país, que cuentan entre 200 mil y 600 mil personas anuales).
Del total de público recibido, 9 mil personas (casi la mitad) asistieron a la primera exhibición, Una imagen llamada palabra, montada desde septiembre hasta fines de enero. Esta reunía obras de artistas chilenos como José Balmes, Gracia Barrios, Pedro Lemebel y Carlos Leppe.
"Somos un Centro Nacional de Arte Contemporáneo, no un museo, sino un espacio cultural y de creación, cuya misión y trabajo no se remite únicamente a una programación de exposiciones", afirma la directora. "El centro también está abocado a la mediación e investigación... Nuestro trabajo busca ir más allá de la exhibición, y comprender eso tomará tiempo ", agrega.
Al respecto, el artista y doctor en filosofía Pablo Chiuminatto, quien aún no conoce el centro, opina que Cerrillos no ha logrado instalarse en el imaginario cultural. "Construyeron una cosa forzada y no han conseguido instalarla. Me parece que apostaron mal las fichas, no tenemos un gran museo de bellas artes ni uno de arte contemporáneo, pero eso es parte de un destino un tanto trágico y es que el Estado no construye cultura por ser el Estado; el arte está en otra parte, en lo que hace la gente y eso se va a demostrar con el tiempo. Pero esto ha ocurrido con varias otras cosas, han construido edificios sin conexión real con la cultura", afirma.
Además, subraya está bien darle una oportunidad al centro cultural, pero lamenta que en lugar de fortalecer instituciones ya existentes se continúe con la creación de otras.
Para el director del Museo de Arte Contemporáneo, Francisco Brugnoli, el año que cumple el Centro Cerrillos es una situación por la que contentarse. Sin embargo, apunta a un problema:
"¿Cuál es la inversión que se hace en nuevos espacios y cuáles son los recursos que se destinan a los demás? Hay que reflexionar, si se creasen nuevos espacios e incrementaran el financiamiento en los museos, sería perfecto".
Entre marzo y mayo, Cerrillos expuso Convergencias en el territorio, que contó con un proceso de residencias regionales impulsadas por el Consejo de la Cultura. En dos meses la muestra alcanzó 4 mil visitas. Esta iniciativa, orientada al trabajo conjunto, "está dando señales de una gestión que tiene una visión más amplia del trabajo en arte contemporáneo", opina Felipe Mella, director del GAM.
Durante la semana pasada, el personal del edificio desmontó la tercera exposición, Lo que ha dejado huellas, que durante tres meses reunió 170 piezas de la colección de la Galería Gabriela Mistral (GGM), y atrajo a 6 mil personas. Ahora, y hasta el 29 de octubre, los muros del primer nivel se revistieron con las 55 mejores fotos que dejó la 39° edición del concurso FotoPrensa 2017.
La comunidad al centro
Un día antes de cumplirse el año del Centro Cerrillos, un grupo de alumnos recorre el interior. Observan el retrato de Cristóbal Olivares a Carola Barría, que fue elegida la Fotografía del Año, mientras escuchan a su guía. En el segundo piso, otro curso discute qué les pareció la muestra. Mientras, tres visitas particulares se pasean por las salas, al tiempo que los guardias sonríen amistosamente a los pocos que cruzan la entrada principal.
De martes a viernes el flujo de público es irregular. De los 19 mil asistentes anuales, cerca del 50% corresponde a visitas mediadas. En promedio por semana se realizan tres recorridos guiados a colegios e instituciones de la comuna, y durante el primer año asistieron 117 establecimientos educacionales.
Para Beatriz Salinas el trabajo con la comuna es uno de los pilares de Cerrillos. "Las visitas mediadas no inflan la cifra final de visitantes, eso es partir de una concepción errada de lo que somos; los estudiantes son parte fundamental de nuestro público", afirma.
Florencia Loewenthal, directora de la GGM y cocuradora de la exhibición pasada, sostiene que centrarse en la cantidad de público es una bandera peligrosa: "Más que contabilizar, lo importante es la relación del espacio con el público... El objetivo de los espacios culturales es generar un intercambio de conocimiento y formación, y para eso hay que hacer una relación más profunda y esa se construye".
De forma similar piensa el director del GAM, quien apunta que el Centro Cerrillos busca diversificar los emplazamientos culturales. "Es injusto medir todos los espacios con la misma vara, los números no debiesen ser la única forma de medir el impacto de una gestión", agrega.
Es durante los fines de semana cuando llega un mayor flujo de visitas: familias y grupos hacen el recorrido por los cuatro mil metros cuadrados que abarca el Centro Cerrillos, para luego cruzar al Parque Bicentenario que conecta como patio trasero.
La directora del centro tiene convicción de que el lugar tendrá un rol clave en el desarrollo del arte contemporáneo en el país. "A través de estas instancias, la investigación, creación y mediación, permitirán generar un acercamiento con las prácticas del arte contemporáneo. Estoy segura además, que nuestra ubicación será un hito en un tiempo más", afirma, optimista respecto a la creación de la estación de metro en Cerrillos, sin fecha aún. "La comuna crecerá casi al doble en los próximos años, lo que posicionará al centro en un lugar icónico", agrega.
Tras su arribo, Beatriz Salinas dice que se encargó de cohesionar el equipo del centro cultural y planificar las tres áreas principales de trabajo: exposición de artistas nacionales y, al menos uno internacional por año, investigación y creación de nuevas audiencias.
Para 2018, la directora asegura que el depósito de obras, que albergará la colección de arte contemporáneo del CNCA, estará funcionando. Además, tiene contemplado la exhibición del envío chileno a la Bienal de Venecia 2017, Werken, de Bernardo Oyarzún, y una exposición de la artista y poeta Cecilia Vicuña. Como punto fuerte, está agendada la visita del escultor cinético holandés Theo Jensen, con Strandbeest, muestra que trae grandes figuras que simulan esqueletos de animales que se mueven con el viento.