Viña 2018 apunta al reggaetón y al nicho juvenil

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En un trato inédito, la productora T4F+Bizarro se encargará en exclusiva del fichaje de artistas. Ya se descartó a Daddy Yankee.


El próximo Festival de Viña del Mar atraviesa por semanas claves, aunque con un llamativo telón de fondo: a diferencia de lo sucedido en años anteriores, hoy, a sólo cinco meses para un nuevo "buenas noches, Quinta Vergara", no hay artistas anunciados. Las razones son diversas, aunque parte de ellas apuntan a una serie de modificaciones en el equipo organizador y a distintos ajustes en el amplio naipe de artistas que se manejan para la programación final.

Por ejemplo, Catalina Yudin -productora ejecutiva desde que el evento aterrizó en Chilevisión en 2010 y uno de los nombres más fuertes en su organización- dejó el canal en agosto, en plenas negociaciones con los potenciales invitados. El movimiento abrió un escenario de incertidumbre en la señal, lo que llevó a sus responsables a optar por una determinación casi inédita en los registros del certamen: externalizar el fichaje de artistas y dejarle ese trámite a una sola productora encargada de ese ítem.

En este caso, CHV firmó una alianza con T4F+Bizarro, una de las principales promotoras del país, parte de una multinacional con sede en Brasil y que en el caso chileno se ha concentrado en los números latinos, como Maluma, J Balvin o Carlos Vives. Por el casillero anglo, ha estado tras las últimas visitas de Coldplay y Elton John.

El trato también busca abaratar costos a la hora de fichar artistas, sobre todo considerando que el presupuesto para ese apartado ha ido bajando progresivamente en los últimos años, como reflejo de una industria -la de la televisión- que desde 2014 sólo acumula malos resultados financieros. ¿Cifras? Desde 2016 que la inversión total del espectáculo viene disminuyendo en cerca de US$ 2 millones, por lo que ya el año pasado fue de alrededor de US$ 12 millones. Por otro lado, el acuerdo de CHV y T4F+Bizarro rompe una tendencia histórica del Festival: la de negociar sin mayor distinción con los distintos productores del mercado chileno. Ante ello, otros actores del circuito de conciertos observan con cierta distancia e incertidumbre el nuevo panorama, atentos a cómo se seguirán desarrollando las gestiones.

Las mismas que ya tienen protagonistas con nombre y apellido. Por ejemplo, los organizadores siguen en conversaciones con Luis Fonsi, el gran suceso de esta temporada gracias a Despacito y con quien desde mayo han desplegado distintas conversaciones. Eso sí, un mes después, las tratativas dieron un giro, luego que el puertorriqueño subiera su tarifa debido a su nuevo estatus planetario. Aunque Fonsi continúa con una alta opción de volver, no podrá juntarse en la Quinta Vergara con su aliado en Despacito, Daddy Yankee, tal como era el anhelo de Viña 2018: el reggaetonero no habría mostrado mayor disposición o interés para venir.

Pese a la negativa, el reggaetón nuevamente está en la mira de CHV para copar parte importante de la parrilla. Ya se han hecho gestiones para que el conjunto cubano Gente de Zona -intérpretes de Bailando y La Gozadera, junto a Enrique Iglesias y Marc Anthony, respectivamente- y los estadounidenses CNCO -dueños de un fenómeno juvenil en el país- puedan debutar en la cita. También encabezan la lista de posibles el dúo Jesse & Joy, baladistas de envoltorio pop que estuvieron en la fiesta veraniega hace tres años. El radar de la próxima edición es evidente: la comisión organizadora se ha inclinado hacia los números de espíritu juvenil, foco que han querido explotar en las últimas entregas.

Pero los clásicos tampoco quedarán en el sótano. Miguel Bosé, uno de los grandes soberanos del evento y que siempre garantiza postales memorables, es otra de las prioridades: los ejecutivos de CHV asistieron a su recital de junio en el Movistar Arena y por estos días buscan fórmulas para que retorne. El español planea volver a la región a principios del próximo año, con una gira centroamericana, lo que allanaría una nueva presentación en la Ciudad Jardín. De concretarse, sería su décima vez, logrando un récord absoluto.

En cuanto a los chilenos, la intención de situar a Mon Laferte en un horario estelar y con un espectáculo completo entró en un punto muerto: los acercamientos no habrían arrojado mayores novedades y hoy su escala en su ciudad natal es una incógnita.

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