El comparar el contexto de Blade Runner (1982) con su secuela, Blade Runner 2049, que se estrena el jueves, evidencia lo mucho que cambian las cosas en 35 años. Cuando la cinta original, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Harrison Ford, se estrenó, estuvo lejos de ser un clásico instantáneo. La crítica fue tibia y la producción apenas pudo recaudar su presupuesto de US $ 28 millones. Pero en las tres décadas y media siguientes, la reputación de la película sólo se ha ido elevando, pasando de ser una historia de culto a ser una de las cintas de ciencia ficción más relevantes de la historia. Tanto así que ahora su secuela es toda una superproducción de Hollywood, con una inversión de (por lo menos) $ 185 millones de dólares y un secretismo total respecto a los detalles de su trama.
De lo poco que se sabe, es que transcurre 30 años después de la original, que Rick Deckard, el personaje de Ford está de vuelta, y que Ryan Gosling es el protagonista, mientras que Denis Villeneuve (La llegada) releva a Scott en la dirección (que se mantiene como productor). Si la cinta original seguía a Deckard, un cazador de "replicantes" sublevados, androides esclavos con apariencia idéntica a la humana, la nueva historia encuentra a Deckard desaparecido por tres décadas, mientras que el oficial K (Gosling) intenta ubicarlo para prevenir una nueva crisis con los replicantes.
La secuela también pareciera ser la consolidación de la actriz Ana de Armas en Hollywood. La cubana, que ha realizado buena parte de su carrera en España, recién realizó hace dos años su primera cinta en inglés: Knock knock, filmada en Chile y producida por Nicolás López.
Ahora, tras pasar por cintas como Amigos de armas (2016), la actriz es la protagonista femenina de una de las películas más esperadas del año. Y teniendo claro las expectativas en torno a Blade Runner, es cauta. "Aún no puedo decir mucho, porque creo que es necesario mantener el misterio hasta el estreno. No quiero spoilear a nadie", dice en conversación telefónica con Culto.
¿Pero hay algo que pueda adelantar de Joi, su personaje?
Joi es un personaje que va a ser una sorpresa en la película. Tiene un arco dramático muy bonito y es fundamental en la historia. Es la amante de K, el personaje de Ryan Gosling, pero también es su mejor amiga y confidente. Yo diría que es el único rayito de luz que tiene él en su vida. Es quien lo saca adelante cuando él tiene dudas sobre seguir con este misterio que está investigando.
¿Es de alguna forma el mundo de Blade Runner distinto al de la película de 1982?
Bueno, como es la continuación de la película original, el universo es el mismo; lo que sí hace es expandir ese mundo. Pero creo que es importante recalcar que también es una película que funciona por sí misma. Realmente no hace falta haber visto la primera cinta para ver esta. Sigue siendo el mismo thriller de acción futurista, pero tiene una base original. Es una historia muy emocional con personajes de muchas capas. La idea era hacer una película con la que todo el mundo pudiera identificarse.
La película original si bien era futurista, fue también un comentario de su presente. ¿Busca esta secuela también hablar del mundo de hoy?
Creo que sí, porque ya en 1982 Ridley Scott y (el guionista) Hampton Fancher fueron bastante proféticos, y lograron adivinar algo de adónde se dirigía la sociedad en el futuro, nuestro presente. Entonces nuestra película sigue con algunas de esas temáticas, como qué es lo que significa ser humano y la relación que tenemos nosotros con la tecnología; cómo está dominando la sociedad y dependemos totalmente de ella. La idea de "el futuro" es algo que a todos nos interesa, lo que nos promete y lo que nos asusta. Y esas son cosas que esta historia identifica muy bien, con una sociedad cada vez más aislada de su lado humano.
Desde la dirección hasta el elenco, el proyecto cuenta con nombres muy reconocidos. ¿Cómo fue trabajar en ese ambiente?
Trabajar con Denis Villeneuve, con Ryan, con Harrison, con Roger Deakins, nuestro director de fotografía, fue algo increíble. Pasamos cinco meses de rodaje y era algo muy exigente todos los días. Cuando llegábamos al set en Budapest estábamos todos un poco abrumados porque era muy alucinante. Era surrealista estar allí. Todos compartíamos ideas y proponíamos cosas. Te sentías muy protegida, no había miedo a equivocarse, porque estábamos todos probando.
En dos años su carrera ha explotado en Hollywood. ¿Se ha dado de forma natural o ha sido más complejo?
Me siento afortunada de haber estado expuesta a estos proyectos y tener la oportunidad de hacer audiciones. Pero es difícil, es muy difícil. Es una batalla que vivo todos los días, como latina y como mujer. La realidad es que casi no hay personajes. Por eso, poder encontrarse con gente como Denis, que está abierto a salirse de los estereotipos y la tendencia de elegir siempre a una blanca americana como la protagonista de sus películas, es una suerte. Pero sigue siendo un reto de todos los días. Siempre hay gente que te tiene metida en una cajita y piensa que sólo puedes representar esos personajes, o ciertas clases sociales. Lo importante es tener claro quién eres y demostrarlo con paciencia. Hollywood es una industria que ha funcionado de una misma forma por muchos años, y las cosas cambian de forma lenta. Pero hay que persistir y demostrar que puedes también trabajar aquí, y hacer papeles que no fueron concebidos para una mujer latina.