Hace poco más de un mes Taylor Swift lanzó el primer single de su nuevo disco, Reputation. Como era de esperar, el single escaló rápidamente al número 1 de Estados Unidos, destronando a "Despacito", que venía siendo el hit del verano boreal y, cómo no, mundial. Incluso galáctico.
Hasta ahí todo iba como tenía que ser, hasta que hace un par de semanas le quitaron el número 1 a Taylor Swift.
El logro fue de Becalis Almanzar, más conocida como Cardi B, neoyorkina, hija de padre dominicano, ex stripper y lo que importa: rapera.
Cardi B nació en 1992 y creció en un barrio pobre del Bronx. Como muchos raperos, vivió la violencia de niña, ya fuera en su casa como en la calle, donde los balazos iban y venían. En ese entorno Cardi B –cuyo alias viene de su sobrenombre de adolescente, Bacardi-, trabajó en un supermercado hasta que la echaron, y su jefe le dijo que probara ser stripper. Ella le hizo caso y fue ahí cuando comenzó a ganar plata, pero de paso a ganar inseguridades: "Ser stripper te hace tener el autoestima siempre abajo porque sientes que nunca es suficiente, siempre hay una perra que gana más que tu". Se operó para adecuarse al perfil de stripper.
Ganando dinero suficiente para pagar las cuentas, Cardi B comenzó a armar mixtapes y a hacer remixes y en 2016 lanzó su mixtape Gangsta Bitch. Fue eso y una creciente popularidad en Instagram lo que la llevaron al verdadero inicio de todo: en 2017 firmó con Atlantic Records.
Si bien había participado en un reality, fue este año en que su nombre comenzó a aparecer en medios por lo que importaba: su música.
Cortada por la misma tijera que raperas como Lil Kim y Missy Elliott, a quien Cardi B y quizás cualquier rapera respetable cita como su influencia, Cardi B se ganó un espacio en la escena. Ahora, se coronó cuando su sencillo Bodak Yellow alcanzó el número uno de Billboard hace un par de semanas. Hacía unos 19 años que una rapera no lograba ese hito, siendo Lauryn Hill la última en lograrlo.
La hazaña de Cardi B es mayor si se piensa que hace 2 años bien podía permanecer una canción pop durante meses en el número uno. Ahora, hubo una canción latina por meses en el número uno de Estados Unidos, y luego una rapera mujer con acento extraño y descendencia latina le arrebató ese mismo puesto a Taylor Swift, blanca, estadounidense cantando sobre problemas personales. Quizás significa que la gente quiere escuchar de política, de temas que importan o quiere visibilizar a cantantes que representen esos temas. No es que Cardi B escriba ensayos políticos en cada una de sus letras, pero que sea rapera, que hable de trabajar y ganar dinero -"pago la renta de mi madre y no dependo de nadie"- la hace de inmediato más cercana a la realidad de la gente.
Que Cardi B le haya quitado el número uno a Swift muestra lo que pasa en Estados Unidos respecto a las minorías que ya no son tan minorías. Los estadounidenses caucásicos con jockey rojo diciendo "Make America Great Again" son quizás la nueva minoría en un país formado por mezclas de personas, y donde Cardi B acoge esa imagen de "el resto" de Estados Unidos a la perfección. Mujer, ex stripper, rapera, negra, descendiente de latinos, Cardi B tiene todas las descripciones de lo que podría verse como minoría, pero que está lejos de serlo