A mediados de agosto, la prensa hollywoodense anunciaba en sus portadas el sorpresivo debut como directora de la cantautora St. Vincent, quien en los próximos meses se hará cargo de una nueva versión cinematográfica del clásico El retrato de Dorian Gray, que por primera vez tendrá una adaptación moderna y protagonizada por una mujer. Un mes después, la solista estadounidense libera su quinto álbum de estudio y todo cobra aún más sentido, como parte del plan mayor que Anne Clark viene ejecutando desde su despegue solista hace una década.
A tres años de la aparición de su disco homónimo, el reconocimiento mundial y su primer Grammy, la artista de Oklahoma lanzó ayer el esperado Masseduction, una nueva muestra de la capacidad creativa de la cantautora y de su singular propuesta, que trasciende lo estrictamente musical y en cierta forma se emparenta con el célebre relato de Oscar Wilde y sus ideas del alter ego y la transfiguración. Así, si en su anterior LP se convirtió en la líder de un culto apocalíptico, y en el que le precedió -Strange mercy, de 2011- fue una dueña de casa en drogas, en estas 13 canciones nuevas Clark se pone en la piel de lo que llama "una dominatrix de clínica siquiátrica".
Pese al disfraz, en Masseduction St. Vincent entrega algunas de las líneas más reveladoras de una carrera en la que ha sabido jugar al misterio, fundiendo persona y personaje. "Sacar un disco, en cierta forma, es volver a recrear tu propia mitología una y otra vez", dijo la solista de 35 años, quien en 2014 fue catalogada de "enigma" por parte de David Byrne, aun cuando el ex Talking Heads venía de compartir un año de gira con la cantante. La misma que al año siguiente hizo noticia en su paso por Chile, tanto por su sólida presentación en el Parque O'Higgins como por el escándalo que provocó al destrozar las obras pictóricas con las que la producción adornó su camarín.
"Si quieren saber sobre mi vida escuchen este disco", aseguró la cantautora antes de publicar este LP, producido por Jack Antonoff y concebido luego del fin de su relación con la actriz y modelo Cara Delevigne, a quien se le puede escuchar en los coros de uno de los tracks . Coincidencia o no, en las nuevas canciones abundan imágenes de romances quebrados, demonios personales y sobredosis de fármacos, con un lenguaje personal teñido de problemáticas como la identidad de género, el poder y los cuestionamientos sobre la fama.
En lo estrictamente musical, Masseduction vuelve a situar a Clark como una de las creadores más lúcidas del pop contemporáneo, con una propuesta sonora y estética que escapa a cualquier etiqueta preestablecida. Allí, la autora y multiinstrumentista se pasea sin problemas por pasajes de sensualidad funky, de desolación industrial y también revelaciones autobiográficas sobre una base bailable, con pizas que alcanzan coros épicos (como "Fear the future") y otros de susurrante intimidad ("Happy birthday, Johnny").
Cumpliendo con las expectativas, en sus primeras horas disponible para el público el disco acumula elogiosos comentarios por parte de la crítica. La revista Time señaló que con su último álbum Clark entrega las claves del "pop del futuro", mientras que el sitio especializado DIY fue más allá y aseguró que con Masseduction, tal como ocurrió con su antecesor, "St. Vincent entra al selecto club de los más grandes".