1.
Borges decía que los sueños son la primera creación estética del hombre. Ese parece ser el punto de partida de la poética de Rodrigo Rey Rosa. "Si estuviera hablando conmigo mismo, diría que al principio mi escritura era abstracta", contó el autor de Imitación de Guatemala en una entrevista: "Empecé a escribir lo que podríamos llamar 'poemas en prosa', narraciones de media página que se extendieron hasta mi primer cuento largo".
"Las pesadillas que pasaron a la página son residuo de los miedos básicos de un adolescente educado en un país dividido por odios atávicos", asegura el escritor guatemalteco en el prólogo de 1986, el volumen que reúne sus cuentos completos.
Para el autor de la impresionante novela breve Severina, un delirio amoroso en donde un librero aspirante a escritor se enfrenta a una enigmática ladrona de libros, de quien se enamora, "la literatura funciona por sedimentación. Para mí fue decisivo leer a Borges".
Nacido en 1958, en la Ciudad de Guatemala, apenas terminó el colegio Rodrigo Rey Rosa viajó a Nueva York con el objetivo de seguir una carrera universitaria. "Yo estudiaba Medicina y no estaba muy contento. Un día comencé a leer Tlön, Uqbar, Orbis, Tertius... Estaba en el salón de la casa de mis padres y pensé: 'Me voy a dedicar a escribir'. Al día siguiente fui a unas clases de un catedrático del que me habían hablado y que era brillante, y casualmente estaba dando un ciclo de lecturas sobre Borges. Me sentí como 'llamado'. Me preguntó si quería escribir y le dije que sí. 'Comience a leer a Borges todos los días, como si fuera la Biblia', me aconsejó. Y seguí ese consejo y abandoné Medicina", contó en una conversación con Página/12.
Después de vagar con su mochila y su instinto literario por varios países, se anotó en un taller de escritura de Paul Bowles, el narrador y viajero estadounidense, en Marruecos, donde el autor de El cielo protector tradujo algunas obras del guatemalteco al inglés. Se hicieron inseparables. "Era muy generoso. Compartía con los musulmanes el respeto por la hospitalidad: nunca le negó la entrada a su casa ni una taza de té a nadie. Ayudaba a todo el que veía con talento", aseguró Rey Rosa en una reciente entrevista con El País.
2.
Rodrigo Rey Rosa ha publicado diez novelas, las que no suelen superar las 150 páginas, además de una serie de libros de relatos. Según contó a La Tercera: "Diría que la parquedad o el laconismo es un asunto de temperamento". Alguna vez deslizó que Paul Bowles le aconsejó: "Deje que las frases corran su camino". En una entrevista con Página/12, Rey Rosa asegura que no cree en la frase telegráfica, "aunque a veces sí. Me han llamado minimalista, pero yo no me considero minimalista".
Leerlo conlleva, por así decirlo, algo de hipnótico y sugerente. Rey Rosa ensambla frases con palabras tan ajustadas y concisas que parece imposible decir lo mismo con menos. Su estilo es contagioso. Escribe en corto, pero rotundo. Es parco pero a la vez delicado. "Nunca hago un bosquejo previo, sobre la marcha me doy cuenta de lo que necesita la novela. Supongo que eso me pone en el lugar del lector", contó en otra entrevista.
""Leerlo es aprender a escribir", anotó uno de sus más atentos lectores, Roberto Bolaño. "Creo que me veía como un pariente pobre y quería ayudarme", reconoció Rey Rosa hace poco en el suplemento Babelia. (Con Bolaño) "hablábamos por teléfono ¡horas! Recuerdo una visita a Barcelona, me dio una gripe y él me mandaba todos los días con un amigo suyo un saco de naranjas. Todos los días", reconoció.
Según el autor de 2666, Rey Rosa posee un estilo sin adornos, "una enorme cámara frigorífica en donde las palabras saltan, vivas, renacidas".
3.
En varias entrevistas, Rey Rosa ha deslizado que persigue alternar su narrativa con otro género literario, la traducción. Así —admite— encuentra nuevos recursos para ampliar su universo.
Si la traducción exige una comprensión y una mirada hacia la obra de otro escritor, "la novela como género puede aprovecharlo todo".
En esas faenas, además de Bowles, ha oficiado como traductor de autores como Norman Lewis, Paul Léautaud y François Augiéras.
4.
"Es la meditación de los occidentales", observa Rey Rosa de la lectura. El ejercicio de leer, según el escritor, vendría a ser una especie de meditación conversada. "De adolescente me interesaba la filosofía oriental y la meditación, ese desapego del mundo. Un día se lo conté a unos chicos en una escuela y me preguntaron si seguía meditando. Dije que no. Luego pensé: 'Sí, al leer'. Casi no importa qué, pero leer te desconecta del mundo, te obliga a estar quieto, a concentrarte, a apartarte del resto", explicó el hombre tras Tres novelas exóticas.
5.
En la "Nota del autor" de sus Cuentos completos, escritos entre Nueva York, Tánger, París y Guatemala; una serie de relatos sobre crímenes, notas rojas, ficción científica, cuentos en forma de entrevistas y piezas experimentales; Rey Rosa apunta la que es —tal vez— la clave que descifra su obra, una en donde el ruido de la violencia centroamericana se filtra constantemente, incluso en historias de amor como Severina: "Todo lo que escribimos es, en cierto aspecto, un autorretrato".