En lo más alto de la fama temprana de la Mujer Maravilla, en un episodio del cómic de 1944, un editor de periódicos, desesperado por descubrir su pasado oculto, asignó un equipo de reporteros para perseguirla. Con su sobrehumana velocidad, ella los pierde fácilmente. El editor colapsa y es hospitalizado, pero la heroína se compadece y vestida de enfermera, le entrega un pergamino. Al leerlo, el editor se levanta y vuelve a su oficina: "¡Paren las prensas! ¡Tengo la historia de la Mujer Maravilla!", grita. Pero no es así; apenas tenía su leyenda de amazona.
A estas alturas sabemos mucho más: Diana Prince, la secretaria de lentes que trabaja para la inteligencia militar estadounidense, es sólo un disfraz. En realidad, es la princesa de una isla de mujeres guerreras aisladas desde la antigua Grecia. Si llegó a EEUU en su avión invisible fue para regresar a un oficial caído en la isla (de quien se enamora) y luchar por la paz, la justicia y los derechos femeninos. Al sacarse los lentes, con sus brazaletes dorados puede detener las balas y con su lazo mágico obliga a decir la verdad.
Como todo superhéroe, ella tiene una identidad secreta, pero también tiene una historia secreta, la cual ha explorado Jill Lepore, profesora en la Universidad de Harvard y parte del equipo de The New Yorker, quien en The secret history of Wonder Woman ha escrito una biografía doble, tanto del personaje como de su creador, William Moulton Marston.
El cómic de la Mujer Maravilla nace a fines de 1941, poco después de Superman (1938) y Batman (1939). El concepto mismo de cómic había sido "inventado" en 1933 por Maxwell Charles Gaines. En 1940 este contrató a Marston como consultor, pues había leído una entrevista en que defendía los cómics. Lo peor de ellos era su masculinidad, le dijo Marston a Gaines, y le propuso una superheroína, la que debutó justo cuando EEUU entraba en la Segunda Guerra: era una mujer de gran belleza, con tiara y brazaletes de oro, cubierta por un traje rojo, blanco y azul, una indumentaria patriótica pero demasiado atrevida para algunos: apenas apareció, la Organización Nacional de Literatura Decente la puso en su lista de publicaciones desaprobadas para la juventud porque su protagonista no estaba "suficientemente vestida".
Pronto, más de alguien destacó los aspectos sádicos en los cómics de la Mujer Maravilla: raramente faltaba una página en que ella no estuviera encadenada, atada o amordazada, atrapada en una jaula o atada a las vías del tren. El editor exigió que disminuyera las escenas de sumisión.
El autor era muchas cosas: abogado y psicólogo, académico fallido e inventor del primer detector de mentiras, feminista y charlatán. Era un poliamoroso practicante y un aficionado a las ataduras.
Nacido en 1893, como estudiante en Harvard Marston recibió influencia de feministas como la sufragista Emmeline Pankhurst o la pionera del control de la natalidad, Margaret Sanger. En 1915 se casó con una feminista apasionada, Elizabeth "Sadie" Holloway. Como profesor, en 1925, conoció a una estudiante que fue su asistente y luego amante. Los tres vivieron juntos como familia, en un ménage à trois tan poco convencional que siguió siendo un secreto hasta que todos estuvieron muertos.
En 1942, la Mujer Maravilla se convirtió en el primer superhéroe femenino en tener su propio libro de cómic. En 1944, su autor estaba en la "cúspide": su personaje tenía 10 millones de lectores y una tira diaria en periódicos.
En cuanto a su inspiración, Lepore evoca el amor libre y el socialismo de los primeros años de la libertad femenina: muestra la forma en que esos debates se infiltraron en las tiras de Marston y cómo algunos personajes tuvieron homólogos en la vida real; incluso su gusto por las amarras podría deberse a la influencia del feminismo, las exigencias sufragistas y de control de la natalidad: cada uno de esos movimientos había utilizado las cadenas como pieza central de su iconografía. Aunque, es cierto, el machismo también tocaba a los superhéroes: cuando, en 1942, la Mujer Maravilla se convirtió en la primera mujer que se unió a la Liga de la Justicia, junto con Batman, Linterna Verde y otros, ella era simplemente la secretaria.
Creada como un antídoto contra la "masculinidad", ella no sólo pretendía combatir la idea de que las mujeres eran inferiores a los hombres, sino demostrar su verdadero poder. Muchos de los primeros cómics representan a la Mujer Maravilla rechazando ofertas del matrimonio, salvando a hombres débiles y escapando de toda clase de opresiones. Y no estuvo lejana a cuestiones políticas: en una historia, se une a una huelga para ayudar a los trabajadores textiles mal pagados.
El triunfo de Marston con la Mujer Maravilla fue breve. En 1947 murió producto de un cáncer.
El libro de Lepore no termina con la muerte de Marston, sino que traza los flujos del feminismo a través de las décadas posteriores, no sólo en los cómics sino en la cultura americana en general. Después de que Marston murió, la agenda feminista de la Mujer Maravilla cayó completamente: estaba desesperada por casarse y reflejaba más que subvertía los valores dominantes estadounidenses sobre el género. El cómic recién fue rescatado por las feministas en los 70.