Lo que pasó el sábado en la Blondie y un día antes en Matucana 100 fue una especie de comunión generacional. Como pocas veces en un concierto masivo, la edad del público no era muy variada. Había algunos niños de 15 años, mientras que los más viejos no parecían superar los treinta.
Las caras se repiten de otros eventos de menor convocatoria pero que generan el mismo ambiente. Acá está el público que llenaron los festivales realizados por bandas como Patio Solar, Niños del Cerro o Los Valentinas en patios de casas en la Florida y Puente Alto. Acá está una generación que le dio vida a lo que algunos medios han llamado el "Nuevo Pop de Guitarras". Esta es la cosecha que sellos independientes como Piloto o Algo Records han sembrado con su apuesta por bandas autogestionadas. Las personas que fueron a ver a El Mató son las mismas que han llenado los conciertos Mac deMarco en Chile y que tienen como grandes héroes musicales a gente como Javiera Mena y Cristóbal Briceño.
Entre el público también hay referentes de esa nueva cultura. En las pista de la Blondie se podían ver a connotados youtubers, autores de libros que han sido revelación nacional viniendo de pequeñas editoriales, periodistas de podcast y premiados directores de cine independiente.
Todos esos mundos se juntaron para disfrutar de la banda de Santiago Motorizado.
El concierto partió a las 20 horas con Amarga Marga de teloneros. Es la primera actuación en sociedad del grupo tras su repentina salida del cartel del Lollapalooza a causa de un incidente en una fiesta entre uno de los miembros de la banda y la organización. Eso parece importar poco en la Blondie. Los Amarga Marga juegan de local entre toda esa gente y ya tienen una sólida lista de canciones. Entre ellas, destacan "Tan tuya" y "Cerro cerro". También aprovecharon de mostrar su nuevo single, "Dimensiones paralelas", la que parece demostrar que el segundo disco viene por el mismo camino pop de Mi arma blanca (2016).
Luego vino la demoledora presentación de El Mató. La sonrisa de Santiago Motorizado al subir al escenario demostraba que la banda estaba dispuesta a pasar un buen rato junto al público chileno. Y eso fue lo que hicieron. Con canciones como "El tesoro", "Nuevos discos" y "La cobra" se desató una fiesta de adrenalina entre el público, que hizo un pogo, como dicen los argentinos, durante todo el show. El setlist estuvo compuesto en su mayoría por canciones del último disco de la banda, La síntesís O'Konnor (2017) y de La dinastía Scorpio (2012). También hubo espacio para algunos temas de los primeros discos de la banda, como "El día de los muertos" y "La celebración del fuego".
Al hablar de Él Mató a un Policía Motorizado es imposible no hacer referencia del lenguaje y atmósfera creado por Santiago Motorizado, el bajista y vocalista de la banda. Imágenes apocalípticas, emociones adolescentes y referencias cinematográficas componen el registro de los argentinos. Aunque algunas canciones parecieran complicadas de entender, la complicidad entre ellas y las sensaciones del público es innegable. Las canciones de El Mató se gritan, no se cantan. Los asistentes en la Blondie lo entendieron así, formando un ruidoso coro durante todo el show. La aparente simplicidad de los mantras que se repiten en cada canción ayuda mucho a ese ambiente. Todos se sumaron a la fiesta vivida en la Blondie, que hervía en su interior pese a la fría noche en la capital.
El final del show estaba programado con "Más o menos bien", el tema más conocido de la banda, el que les abrió las puertas a la banda a shows por todo Latinoamérica y al interés general de medios especializados. Entendiendo la noche especial que todos estaban viviendo, la banda regaló al público chileno tres canciones más. Tras hacer "Chica rutera", Santiago Motorizado se quedó unos minutos en el escenario agradeciendo y despidiéndose de los fanáticos. Dio la impresión que nadie quería que la celebración tuviera fin.
Finalmente, lo que pasó en la Blondie fue la confirmación de un fenómeno que incluye a toda una generación y traspasa fronteras. El Mató demostró que va caminando directo a las primeras filas de la escena musical continente. Y en Chile hay un bastión clave para la consolidación de ese camino.