Sus caminos se cruzaron por primera vez en 1967. Steven Spielberg, de 18, asistió ese año a una proyección de la primera película de George Lucas, THX 1138, y quedó fascinado con el trabajo del joven cineasta, dos años mayor que él. Spielberg, recién salido del colegio y sin estudios formales de cine, comenzó a acercarse Lucas, quien en un principio mantuvo una distante cortesía.
Cuando Spielberg estrenó su primer cortometraje, Amblin, un año después, Lucas asegura, hasta el día de hoy "no haber estado muy impresionado", como reitera en el recientemente estrenado documental de HBO centrado en la carrera del hombre detrás de Jurassic Park. La relación entre ambos, profesional y personal, cambió en 1971: Spielberg estrenó el telefilme Duel, que por primera vez convenció a Lucas de que quien hasta ahora había sido un fanático amistoso tenía su propia visión que entregar al mundo del cine.
Una década después de que se conocieron, ambos realizadores se enfrentaron por primera vez en una misma temporada cinematográfica: Lucas estrenó Star Wars en mayo de 1977, mientras que Spielberg hizo lo propio con Encuentros cercanos del tercer tipo, en noviembre. Con ambos mirando al espacio para consolidar sus carreras, fue la primera vez que sus caminos profesionales se cruzaron de forma tan directa, marcando de paso el futuro de su relación, en lo que ha sido tildado como el mejor año para la ciencia ficción en la historia del cine.
La apuesta del siglo
Ambos directores iniciaron en 1976, con dos meses de diferencia, el rodaje de sus respectivas películas, aunque en contextos distintos: Spielberg se había transformado el año anterior en el director detrás de la película más taquillera de la historia (hasta entonces), Tiburón. Para su nueva cinta, con uno de los presupuestos más costosos que se registrara en la industria por ese entonces, Spielberg quería hacer algo mucho más cerebral y personal, a través de la historia de cómo la vida de un pueblo y un ingeniero eléctrico (Richard Dreyfus) cambia completamente tras la visita de naves espaciales.
Lucas, por otro lado, había desarrollado su carrera exclusivamente en el cine independiente, donde tuvo el mega éxito American graffiti (1973). Pero su nueva inquietud era hacer una película para niños, con vaqueros espaciales, criaturas peludas y magia.
Cuando a fines de 1976, la aproblemada producción de Star Wars se detuvo momentáneamente por el agotamiento de Lucas, este aprovechó de visitar a su amigo en el set de Encuentro cercanos. Según reveló Spielberg en una entrevista de 2011, la experiencia poco ayudó a calmar a su colega, quien entró en ataque de nervios al ver la envergadura de lo que el hombre de Tiburón preparaba, convencido de que la película sería un éxito y que Star Wars pasaría al olvido. Fue entonces que le hizo una apuesta a su amigo: "la que recaude más debe entregar un 2,5% de sus ganancias al otro". Spielberg estaba convencido de los méritos de la película de Lucas, aceptó la apuesta sin pensarlo mucho.
Star Wars se convertiría no sólo en la película más vista de 1977, sino que superaría a Tiburón como la cinta más taquillera de la historia. El 16 de noviembre, Encuentros cercanos del tercer tipo llegó a las salas norteamericanas, y a pesar de su abultada taquilla final, que la ubicarían como la tercera película más exitosa de la temporada (y transformó a su espectáculo visual en una suerte de biblia para las películas sobre encuentros alienígenas en las décadas siguientes), su recaudación fue menos de la mitad que la cinta de su compañero. Spielberg perdió la batalla por el público, pero ganó la apuesta: si bien el cineasta no ha hecho pública la cifra, se estima que ha ganado por lo menos US $ 40 millones por una cinta en la cual no participó, y sigue recibiendo ingresos cada vez que la primera entrega de la saga galáctica recibe dinero, sea por reestrenos o ventas de vídeo.
En los premios Oscar del año siguiente coincidirían por única vez en la categoría de Mejor Director, aunque esta vez sería un empate: ambos perdieron frente a Woody Allen.
Transformados en los dos cineastas más exitosos de su generación, sus años siguientes fueron dispares: Lucas, agotado, renunció a dirigir las secuelas de Star Wars, manteniéndose como guionista y productor. Spielberg dirigió 1941 dos años más tarde, su primer gran fracaso de taquilla y crítica. A pesar de sus éxitos anteriores, el cineasta quedó en un mal pie en Hollywood, con fama de pasarse en tiempos y presupuestos con la filmación de sus películas.
Fue Lucas quien salió al rescate. Mientras Spielberg buscaba sin éxito dirigir una James Bond, su amigo dijo que tenía una idea mejor: un arqueólogo que lidiaba con reliquias de poder sobrenatural y nazis, siempre equipado con un sombrero y un látigo. Más de un estudio estaba interesado en la idea de Lucas, pero todos rechazaban trabajar con Spielberg. Pero el cerebro de Star Wars fue enfático: si Spielberg no dirigía, no se hacía. Paramount cedió, y el resto es historia.