Retraso en el GAM: la Gran Sala tendrá que esperar

Vista-Sur-Oriente-Namur

A casi dos años del inicio de la construcción de la Segunda etapa, que albergará a más de 1.800 espectadores, desde el MOP estiman que el avance total de las obras es del 45%. La entrega, aseguran, ocurrirá durante el primer trimestre del 2018, y aún no hay fecha de inauguración.


Hay que agudizar la vista en cada paso, y predisponer la imaginación para ver instalaciones donde aún no las hay. Recorrer con casco, bototos y hasta con un chaleco reflectante las obras incompletas de la Segunda Etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral, en el centro de la ciudad, implica un esfuerzo adicional para todo el que consiga entrar al recinto de más de 15 mil metros cuadrados ubicado en el ala oriente de la ex UNCTAD III, entre las calles Namur, Villavicencio y Alameda, y que además colinda con sus dos primeros edificios, inaugurados en 2010.

Con una inversión estatal de más de $41.000 millones desde el 24 de diciembre de 2015, 300 hombres de la constructora española ECISA levantan y dan forma allí a las dos nuevas torres de la segunda fase, una promesa hecha por la Presidenta Michelle Bachelet durante su primer mandato y que recayó en Cristián Fernández Arquitectos Asociados y Lateral Arquitectos.

A casi dos años de la primera piedra, hoy se despejan algunas incógnitas: se sabe, por ejemplo, que la torre 3A -que conectará con la actual A2- será de acceso casi exclusivo del público, salvo por algunas oficinas administrativas. Y, contrario a lo que se pensó al principio, no contará con estacionamientos ni restaurantes. Su hermana, en tanto, la torre 3B, acogerá la Gran Sala para más de 1.800 espectadores: su principal atractivo es el escenario móvil de mil metros cuadrados que permitirá montar varias escenografías y espectáculos en paralelo. Además tendrá dos fosos, uno para orquesta y otro para público. Ambos edificios estarán recubiertos de alerce reciclado en su interior, pero solo en el B habrá salas de ensayo y afinación, y se ubicará en el ala oriente del mismo terreno, pegado a la calle Namur, por donde ingresarán los artistas.

La primera fecha de entrega de llaves, decían, sería a fines de este año, para inaugurar a comienzos del 2018. Pero ahora, con ambos pies sobre la tierra y rodeados de todo el tejido de las obras, cuesta no pensar en que la fecha de apertura se postergará aún más. Y es que de momento no existe ni una sola pista que sugiera que allí, entre herramientas y escombros, vaya a inaugurarse dentro de pocos meses la sala más grande del país, muy por encima de cualquier otro teatro, incluido el Municipal de Santiago.

"El avance declarado supera el 60%. Nuestro compromiso y el de la constructora es entregar todo listo a fin de año", declaraba en agosto pasado a La Tercera la directora de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, Claudia Silva. Hoy su pronóstico es otro: "Desde el MOP, el estado de avance es del 45%, y no porque haya diferencias con la empresa, sino porque hay trabajos que aún no se pagan y hasta que eso no ocurra no se consideran en nuestros balances", explica. "Ante esto, además de retrasos y situaciones muy puntuales y que tienen que ver con la constructora, es difícil decir cuándo se entregará la obra terminada, pero estimamos que ocurrirá durante el primer trimestre del 2018", agrega, período que podría incluir todo el mes de abril, cuando ya haya asumido un nuevo Presidente de la República.

¿Misma piedra?

Dos semanas antes de los festejos por el Bicentenario, en septiembre de 2010, Sebastián Piñera fue el encargado de abrir las puertas del ex Diego Portales, ahora convertido en el centro cultural más grande del país. Su inauguración puso fin a la primera etapa de reconversión del histórico edificio, anunciada por Michelle Bachelet en su primer mato como parte de una serie de obras destinadas a la promoción de las artes. El liderazgo actual en las encuestas del candidato presidencial ha traído nuevamente a la memoria los retrasos que sufrió la primera parte, la misma que Bachelet no alcanzó a inaugurar.

"Los últimos dos meses -septiembre y octubre- fueron flojos", comenta Silva. Pero no es todo: Roberto Rojas, el Jefe de obra que abrió las puertas de la estación de faenas a La Tercera, donde aún se trabaja a contratiempo para completar la superficie original de 37 mil metros cuadrados, menciona que ha habido "paralizaciones en los trabajos". Para ser más precisos: hubo dos huelgas de brazos caídos, la primera en septiembre de 2016 y otra el 23 de octubre recién pasado, cuando un grupo de trabajadores "se negó a trabajar debido a que la empresa afirmó que 'no tenía plata' para pagar las quincenas", se lee en el comunicado emitido por los mismos operarios.

Otro hecho que podría explicar los retrasos, comenta Rojas, fue lo ocurrido el 17 de abril de 2016, cuando el desborde del río Mapocho afectó a las obras. "El agua entró por una matriz que no se conocía y subió hasta 7 metros en el nivel -4 de la Torre 3B. Hubo trabajo que rehacer, se perdieron máquinas y tardamos un mes en extraer todo el agua y otro más en retomar el ritmo", cuenta. Para Claudia Silva, "esos paros en las faenas modificaron los plazos, e incluso en más de alguna ocasión hemos barajado la opción de licitar a otra empresa, pero ellos han sido parte del proyecto desde el comienzo, y dejarlos fuera nos haría perder más tiempo", concluye.

Consultado por este periódico, el director ejecutivo del GAM, Felipe Mella, optó por no referirse ni a la construcción ni a los retrasos ni a la futura gestión del nuevo espacio, aún sin fecha de inauguración.

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