El ruido de las grúas y retroexcavadoras empezó en junio de 2014 en Alonso de Córdova, esa cicatriz que conecta Las Condes con Vitacura. Varias casas se echaron abajo para levantar el edificio Alonso by Patio, diez pisos de concreto adocenado y oficinas boutique emplazadas en medio de restoranes de mantel largo, galerías de arte y tiendas de lujo. En esas veredas tan limpias, con gente conversando muy por encima del sonido en vivo, Pedropiedra rindió el viejo truco del homenaje a Charly García, tomando prestadas diez canciones del influyente músico argentino para un concierto gratuito.

Pasadas las veinte horas, el hombre de "Inteligencia dormida" se instaló en la batería junto a su bajista habitual, el músico Jorge Delaselva, con Leo Saavedra como invitado en teclados y la sorpresa mayor: el guitarrista de la banda de Charly García, Kiuge Hayashida, plantado al centro del pequeño escenario de espaldas a Kidzania.

A la altura de la pequeña explanada, más y más personas aparecen, se empiezan a oír voces distintas y podría decirse que algunos escaparon de su silla de oficina donde sueñan con no sentarse nunca más. Por allá alguien regala cervezas recién destapadas, más acá una radio que transmite, son dos mundos, cada vez más cercanos, más distantes: se miran, no se encuentran en Facebook; de pronto sube el volumen que apenas invita a escuchar.

Con las baquetas entre los dedos, Pedropiedra intenta silenciar al pequeño zócalo cantando "La máquina de ser feliz", tema del último disco de la leyenda argentina, Random —un trabajo que lo retrata aún inquieto por despuntar vigencia a sus 66 años.

De inmediato, el cuarteto avanzó con "Chipi-chipi", tal vez la canción más amable publicada en esa especie de ópera-rock que es La hija de la lágrima.

La ausencia de tráfico y el escenario al aire libre prometían un momento diferente; en lo musical, por el contrario, la lista de canciones habló por sí misma: "Tuve tu amor", "Influencia" y la balada "Ojos de videotape", con la voz de los desaparecidos Primavera de Praga —un emotivo Leo Saavedra—, dieron paso a "Fantasy" —tema del Cómo conseguir chicas interpretado por Jorge Delaselva—, la coreada "Pasajera en trance" y una sentida versión de "Seminare" —la canción que Charly García escribió para Serú Girán en 1978.

Saavedra —que se pintó el bigote desteñido por el vitiligo del argentino—, volvió a tomar protagonismo con "Los dinosaurios", la cumbre más alta de Clics modernos —aparecido 34 años atrás—, con el guitarrista Kiuge Hayashida —que toca en la banda de Charly García desde 2001— haciendo de cada solo de su instrumento un momento único e hipnótico.

Tal vez estas escenas envejezcan bien en la memoria, que tan bien sirve para olvidar, como todo el mundo sabe: no hubo desperdicio alguno en la selección de canciones para este concierto único y tan breve como singular. Cuando vino el cierre con "Rezo por vos", ese generoso destello de la sociedad creativa entre Charly García y Luis Alberto Spinetta, la gente seguía hablando de otros asuntos tan serios. Al final, la ciudad se había enfriado y Vitacura parecía un lugar demasiado ajeno.