En una larga y amena charla con un millar de estudiantes que escucharon pacientes, el ganador del Premio FIL de Literatura 2017 afirmó que las historias de Rulfo (1917-1986), están ligadas a su gusto por los fantasmas y los muertos que conviven con los vivos.
El autor de Pedro Páramo, de quien este año se cumplen 100 años de su nacimiento, es un escritor al que Carrère leyó estando en México y que debe ser "muy admirado tanto por los escritores como por los amantes de la literatura", dijo el francés.
Los jóvenes lectores reunidos en el salón Juan Rulfo interrogaron a Carrère acerca de su proceso creativo y sus motivaciones para escribir de Jean-Claude Romand, el personaje central de su conocida novela El adversario (2000), quien en la vida real mató a toda su familia y luego intentó suicidarse.
El autor dijo que este tipo de temas son los que le llaman la atención en su trabajo como periodista, pero que esta historia en especial lo hizo obsesionarse por 17 años e incluso lo llevó a mudarse al vecindario en el que vivió Romand.
"Es algo que se queda pegado en la piel y de lo que uno no puede deshacerse", dijo el autor de Limónov (2011) y El reino (2015) acerca de este personaje, al que calificó de "una compañía terrible" mientras escribió el libro.
Ante la pregunta de si es necesario que la literatura se adentre en temas depresivos y dolorosos en un momento en que el mundo va mal, el periodista y guionista confesó que padece una "fragilidad psíquica" que lo hace tener periodos de depresión, pero que eso no ha condicionado los temas de sus textos.
Aunque aceptó que no toda la literatura tiende a "adentrarse en zonas dolorosas y peligrosas", una historia como la de Romand "tiene un poder de radiación" que hace que un escritor tenga ganas de contarla.
El narrador, quien se divide entre la escritura de novelas, el periodismo y el guionismo, declaró que su trabajo para televisión y cine es "una especie de remedio para la soledad de la escritura de un libro", que a menudo lo hace "sufrir".
Carrère recomendó a los jóvenes que desean dedicarse a la literatura tener "paciencia y perseverancia", pues el proceso creativo es "una ruta larga" en la que hay que "aceptar los momentos en que no pasa nada".
Aconsejó "tener confianza en la vida" o en las sorpresas que esta les puede dar, y entender que cada persona tiene sentimientos y emociones en su interior que no conoce y que pueden revelarse al escribir un libro.
"Uno debe dejarse llevar por esa ola. Tener confianza en la capacidad de renovación de la vida y las sorpresas que te pueda dar el inconsciente", expresó.
Del 25 de noviembre al 3 de diciembre y con Madrid como ciudad invitada de honor, la FIL reúne a más de 700 escritores de 41 países que representan 20 lenguas en cientos de actividades que buscan convocar a 800.000 asistentes.
Además participarán 20.000 profesionales del libro y 2.000 casas editoriales que exhibirán 400.000 títulos de 47 países en un espacio de 34.000 metros cuadrados.