Tuvo que tocar fondo para emerger de años de material auto condescendiente. Con Vulnicura (2015), un álbum sobre el quiebre de la relación de Björk con el artista visual Matthew Barney, surgió nuevamente la singularidad extraordinaria de la artista islandesa. Única e irrepetible, ese disco doloroso fue una manera de recuperar el fuego. También marcó el inicio de una sociedad con el productor venezolano Alejandro Ghersi, conocido como Arca (Kanye West, FKA Twigs). Estrella por cuenta propia, Arca es un diseñador de sonidos y melodías con un instinto fenomenal y único de la orquestación a partir de la electrónica, la percusión y elementos orgánicos enlazados con ingenio, detalle, y configuraciones atípicas.
Mientras en Vulnicura Arca solo participó hacia el final del proceso, en Utopia figura en 12 de 14 títulos y la colaboración florece con mayor ímpetu. Ambos han decidido componer música propositiva de un nuevo mundo, un mañana distinto, un futuro proveniente de una refundación, según el concepto de Björk. Las piezas constantemente sugieren la sensación de amanecer, naturaleza, luz y colores. Arreglos con aires celestiales se cruzan con sonidos maquinales saturados ("Losss"), como si libraran una batalla abriendo nuevos territorios musicales. Utopia está a la altura de su desafío. Björk y Arca piensan y construyen en grande una obra conmovedora.