Noel Gallagher partió como un bribón al mando de Oasis. Tomaba de aquí y allá con impresionante descaro. Entre sus primeras fechorías, el zarpazo de Cigarettes & alcohol al riff de "Get it on" de T Rex. La moral musical del héroe de Manchester semeja a la de Gustavo Cerati, otro hábil reducidor de citas e influencias para componer música novedosa y familiar a la vez. En este disco, el tercero junto a High flying birds, hay una canción fantástica paradigmática de ese talento: "She taught to me how to fly" y su síntesis entre Electric Light Orchestra en voces y ambientación espacial, más pulso y melodía con el sabor inconfundible de New Order. El arco entre Cigarettes & alcohol y este nuevo corte refleja cuánto ha crecido el guitarrista articulando sus gustos.

Who built the moon? se promociona como el capítulo experimental de Gallagher bajo la producción de David Holmes, músico electrónico de gran reputación en bandas sonoras. El rótulo exagera. El material es directo. Lo que ha cambiado es el sonido y la necesidad de tratar las canciones con lograda grandilocuencia. Cuando arranca la instrumental "Fort Knox" se oyen ecos del pasado, la densa "Fuckin' in the bushes" de Oasis. Pero mientras esta última era una pieza de rock crudo modernizado, "Fort Knox" suma psicodelia, góspel, soul, hip hop y ruidos varios -esa alarma de viejo despertador que enerva a mitad de tema, el rugido sónico de un avión-, collage que abre la puerta a un álbum que se mueve en distintas direcciones y épocas, pero siempre moderno gracias a Holmes.

"It's a beautiful world" encara electrónica bailable y guitarras fantasmagóricas con aires de medio oriente. El coro sugiere sensaciones cósmicas, ejemplo espléndido sobre cuánto se ha desprejuiciado el oído y paladar de Gallagher. "Black & white sunshine", la favorita del álbum para tocar en vivo según el guitarrista, es puro rock clásico con algo de R.E.M. y costa oeste, coro de estadios, y prueba de la seguridad que proyecta frente al micrófono a los 50 años. "If love is the law", junto a Johnny Marr, es pop redondo según los planos de Phil Spector. Más tarde "The man who built the moon" ofrece trama cinematográfica, como cinta de espías en una densa construcción instrumental.

Noel Gallagher empuña la guitarra acústica para "Dead in the water", la canción final, hermosa balada. Who built the moon? representa las posibilidades del rock clásico cuando se alimenta del pasado y se colorea con las opciones del presente bajo el deseo de perpetuar el alicaído género con cierta esperanza.