A los 27 años Denise Rosenthal es una veterana de los espectáculos en Chile. Desde 2007 figura en 13 producciones para televisión y cine más media docena de álbumes de series juveniles. Cuando se hacía llamar D-Niss publicó Fiesta (2013), disco independiente de pop masticable con títulos en inglés y versos en spanglish, tanteando R&B y electrónica bailable sin mucho convencimiento. Ahora los sellos transnacionales retoman el fichaje de artistas locales con Javiera Mena, Kudai y Américo en Sony, y ella y Camila Gallardo son las cartas de Universal. El plan es proclamar borrón y cuenta nueva.
Cambio de piel se oferta como el verdadero nacimiento musical de la artista de la misma manera que Miley Cyrus, parangón de actriz adolescente devenida en cantante, desconoció su discografía hasta Bangerz (2013). Pero mientras la ex Hannah Montana se reconvirtió erotizada y narcótica, a Denise no le acomoda la condición de símbolo sexual. Así el sexo, temática recurrente en estrellas juveniles, acá representa escasa relevancia.
Cambio de piel traza apuntes biográficos, norte musical y lírica de autoayuda en pos de sueños y realización, no muy distinta a la búsqueda de identidad de las series teen que protagonizaba. "Me deje llevar por la corriente, la ilusión jugó contra mi mente, alejándome de todo lo que soy y quiero ser", canta confesional y coqueta en una combinación de soul y funk de salón. Con Marcelo Aldunate como productor y otros nueve nombres entre composición e invitados, Cambio de piel coincide con las reglas del pop del Primer Mundo: los discos registran muchas firmas.
Las declaraciones de principios y carácter continúan siempre comedidas en lo musical e interpretativo en clave ritmo urbano para "Lucha en equilibrio" -"no necesito más fundamentos que mi voz (...) voy construyendo con mis virtudes y defectos lo que soy"-; soul de ojos azules en Luna y ritmos caribeños de Encadená -"yo me voy a liberar, de mi vida encadená, si tengo mis delirios es porque yo quiero siempre transformar"-. A cambio, "Cabello de ángel", "El reflejo de mi amor" y "Niñita de mar" vislumbran a una intérprete en vías de desarrollo.
Para el R&B, el soul y los toques de world music que convoca Denise Rosenthal en esta etapa, necesita más vena y sangre para encarnar y proyectar tragedias, romances y malicia, ingredientes vitales de los géneros que pretende dominar. Por ahora su canto resuena agradable pero difícilmente atrapa.