Alejandro Sanz en cinco canciones

Hablar de Alejandro Sánchez Pizarro es hablar de romance. Y de música. El madrileño pareció desde siempre estar destinado a repletar escenarios y cantar, con su inconfundible voz, de amor y desamor. En la segunda mitad de los noventas lo comenzó a confirmar, con Más, un trabajo hasta hoy insuperable, que rompió todos los récords en su natal España. En 2017, habiendo superado la barrera de los 25 millones de copias de sus discos en todo el mundo, el cantautor celebra 25 años de una carrera que lo cruza en uno de sus mejores momentos.

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"¿Quién me tapará esta noche si hace frío? ¿Quién me va a curar el corazón partío?". Todos lo conocemos: todos alguna vez hemos tarareado ese estribillo. Pasó hace veinte años y sigue pasando. "Corazón partío" es el tema franquicia de Alejandro Sanz. Cinco minutos de rotundo éxito que, por más de 70 semanas, se mantuvieron estoicos, encumbrados en el top de hits hispanoamericanos.

El cantautor, sin embargo, no estaba convencido. Resulta increíble a esta altura, pero cuenta la historia que no le terminaba de cerrar la canción que asumió el papel principal en el disco más vendido de la historia española. Una composición compleja: "Me salió el estribillo muy rápido, como algo muy espontáneo, como un golpetazo de aspersión y después tardé como dos años en escribir las estrofas", asumió en una entrevista concedida a Viajando con Chester. Le parecía, además, "una canción muy bonita para Camela".

Pero más allá de las dudas durante el proceso, la fusión del pop, los toques flamencos y, principalmente, una letra que muchos cantan con alegría, pero que apunta al más profundo desamor, hicieron de "Corazón partío" el buque insignia de la consolidación definitiva de Alejandro Sanz.

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Tras el histórico éxito que alcanzó el disco más importante de su carrera, el estreno de El alma al aire puso a Sanz nuevamente a prueba. En ese momento implicaba una evolución o un estancamiento. Suponía, entonces, el desafío no menor de confirmarse en la cima. Y, en buena medida, el español lo consiguió: su sexto álbum de estudio no contó con los números de Más, pero se presentó como un digno retador. Consolidó su figura y, también, su estilo baladista de corte italiano, gracias a la producción de Emanuele Ruffinengo.

El primer sencillo del trabajo, "Cuando nadie me ve", es precisamente prueba del citado escenario. Para Sanz es una canción que apunta a todos esos momentos "en los que nadie nos ve y podemos hacer cuentas".

La letra del popular tema, contrario al historial de amor y desamor al que acostumbraba, responde más a una etapa introspectiva, marcada por posibles deseos reprimidos ("A veces soy tuyo y a veces de nadie") y a los cuestionamientos propios de una relación ("A veces, te juro de veras que siento no darte la vida entera, darte solo esos momentos").

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"¿Lo ves?" es una parada obligada dentro del extenso repertorio dedicado al desamor que ofrece Alejandro Sanz. Probablemente sea la letra más triste que el español ideó para una canción. Un himno que, por más de 22 años, ha musicalizado el ya clásico "pudo ser y no fue".

Acompañado sólo por su piano, "¿Lo ves?" es la excusa que Sanz utiliza para hablar sobre el triste proceso que rodea un quiebre amoroso y esa facilidad con la que se llega a fracturar todo lo construido previamente. "Después nos hemos vuelto a ver alguna vez, y siempre igual: como dos extraños más, que van quedándose detrás". Tropiezos ineludibles, silencio y frialdad.

Opacada en principio por "Mi soledad y yo" y "La fuerza del corazón", sencillos -y principales éxitos- de 3, "¿Lo ves?" encuentra un merecido reconocimiento principalmente en cada una de las presentaciones en vivo del cantautor. Se ganó, en esa instancia, el estatus de éxito sin fecha de caducidad.

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Es difícil, hoy por hoy, escuchar la voz rasgada de Alejandro Sanz tras los primeros acordes que anuncian "Si tú me miras". Para los miles de fanáticos que suelen repletar los escenarios donde se presenta el español, es mayor la ansiedad de vociferar el éxito que regaló el nombre a su segundo trabajo discográfico en 1993.

Pese a que el álbum no contó con el mismo apoyo en ventas que su antecesor (Viviendo deprisa, 1991), es precisamente el primer sencillo el resultado de un Sanz bastante más maduro, perfilando un camino, un estilo que conseguiría perfeccionar en su tercer asalto.

"Si tú me miras" es, seguramente, a ensayo y error, la primera balada que improvisa un amor oculto. Y, también, el primer tema que marca la diferencia entre el sonido más adolescente y los populares lentos del español.

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Más supone un placer culpable. Un trabajo que, en muchos aspectos, marcó un hito en el pop español, más todavía por la permanencia que, pasadas dos décadas, logró su música. Es preciso señalar, en esa línea, que no debe ser concebido sólo como "el disco del 'Corazón partío'". El fenómeno irrepetible de ventas que desató el cuarto álbum de estudio de Sanz encontró también en su noveno track, "Amiga mía", a un responsable directo.

Una obra maestra que le debe mucho a esa atmósfera tan personal que logró crear el madrileño. Una balada que, por momentos, es más cercana a un consejo de esa inconfundible voz rasposa, dirigido a su "princesa de un cuento infinito".

Cuenta Miguel Ángel Arenas en Anécdotas de él conmigo mismo (2003) que, precisamente, Alejandro dedicó la canción a la historia de amor que vivía su entrañable amiga, Irene Chamorro. "Mantienen una amistad de profundidad inalcanzable. Y eso es la canción: una declaración de amistad".

El propio Sanz confirmó este escenario. "'Amiga mía' está basada en un hecho real y demuestra que es muy peligroso tener amigos compositores. Y eso que yo soy totalmente contrario a hablar de la vida de los demás, ¡pero me lo puso tan fácil!", aseguró.