La Desmemoriada: la última batalla de Myriam Palacios
Mañana, en la Cineteca Nacional, será el preestreno del documental dirigido por Mauricio Alamo que muestra a la actriz chilena fallecida en 2013, víctima del alzhéimer.
"La que no tiene memoria recuerda. La que no tiene memoria recuerda", repite, como si se tratara de un mantra o un alarido desesperado. Corría el año 2004, y la actriz y comediante chilena Myriam Palacios aceptaba, aunque sin saberlo, su último rol en cine como una de las costureras de Las golondrinas, la cinta basada en la poética de Vicente Huidobro dirigida por Mauricio Alamo (1972). "La que no tiene memoria recuerda", le insiste durante el rodaje una de sus compañeras de reparto, María Paz Grandjean, pero para Palacios, entonces de 65 años, la misma frase sonó siempre como si fuese la primera vez que la oía.
Alamo y su equipo sabían que la intérprete nacional, nacida en Victoria en 1936 y quien se formó tardíamente en la U. de Chile, había comenzado a perder gradualmente la memoria producto del alzhéimer que le fue diagnosticado a fines de los 90. "Ciertamente su enfermedad podía ser un riesgo durante la filmación, pero estuvimos dispuestos a correrlo y que ella le diera otro aire y otro método actoral a la película, y no nos equivocamos. Lo cierto es que ella estaba mucho más allá de la ficción", dice hoy el director.
14 años transcurrieron desde el corte final de Las golondrinas, pero el filme aún no ve la luz. "Nunca hicimos posproducción", explica Alamo, "además que, mientras la filmaba, terminó por aparecer otra película completamente distinta", añade. Durante el verano del 2010, tres años antes de que Myriam Palacios falleciera a los 76 en una casa de reposo en la comuna de Providencia -la misma donde pasó sus últimos días la actriz Silvia Piñeiro y, actualmente, Violeta Vidaurre-, Alamo comenzó a escribir un nuevo guión. Lo bautizó La desmemoriada.
"Siempre lo pensé como un documental, pero no como una revisión biográfica ni de la trayectoria artística de Myriam, sino como un relato fragmentado que se asemejara al cuaderno de estudio de una actriz que intentaba memorizar sus textos aún cuando sabía que no le iba a ser fácil", dice. Aún sin fecha de estreno comercial, La desmemoriada será exhibido mañana, a las 19 horas, en el 8° Festival de Cine de la Cineteca Nacional.
Primero al interior del set de rodaje, en una vieja fábrica textil en Recoleta. Luego en su casa en el Cajón del Maipo y, meses después, en la que fue su última residencia, la actriz y ganadora de dos premios Apes y quien años antes llenó la pantalla en los filmes Voto + fusil (1971) de Helvio Soto, Sussi (1987) de Gonzalo Justiniano y Coronación de Silvio Caiozzi, entre otros, anotaba en su agenda todo lo que hacía: "Había días en que tenía que grabar conmigo y otros en que no hacía nada. En general, estaba bastante sola", revela el realizador.
"¡Myriam!", grita Palacios en medio del estero a pasos de la que solía ser su casa en las afueras de Santiago. "¡Myriam!", se oye nuevamente, esta vez en la voz de María Paz Grandjean, segunda narradora del filme. "De alguna forma, La desmemoriada rompe con el esquema tradicional del documental, pues aquí la gran protagonista es ella, aun cuando ya está muerta, y se alterna con María Paz, quien se vuelve parte de su conciencia incluso", explica Alamo, quien además intercaló imágenes recuperadas de otros de sus filmes, como Los náufragos de Miguel Littin, de 1994.
"Me ven nítida, luego borrosa y finalmente desaparezco", lee la actriz, visiblemente confundida. Luego se detiene, mira a la cámara y suspira: "Aquí todo es extraño".
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