Leyendas y fantasías chilenas reviven en Lengua de Brujo

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El periodista y escritor Gonzalo López lanza esta segunda versión coeditada por una firma local y norteamericana.


El territorio que más tarde se convertiría en Chile está todavía dominado por pueblos originarios. En medio de un clima hostil y poco alimento, se encuentra un sacerdote dejado a su suerte en la cordillera, rodeado de pehuenches que no desean ser evangelizados. Es ahí cuando la rivalidad llega a su límite y el ímpetu conciliador se acaba: la ira y la magia irrumpen en Lengua de Brujo. Así comienza la novela que acaba de reeditar el periodista y escritor Gonzalo López.

Despúes de que en 2014 publicara una primera edición con 200 copias repartidas de boca en boca, el año pasado un chileno radicado en EEUU, que habría llegado por casualidad a un ejemplar, le ofreció a López lanzar desde Suwalsky Publishers una segunda edición. Así los dos mil libros que hoy están a la venta en las principales librerías del país fueron lanzados junto a la editorial chilena Mythica Ediciones.

-¿De dónde nace Lengua de Brujo?

-Lo concebí desde un punto de vista espiritual. Siempre pretendí trabajar con la identidad. Obviamente chilena porque es lo que soy, pero la historia es multicultural también. El país es así y por eso quise tomar el conflicto mapuche contemporáneo como espejo y situarlo en una historia distinta. No pensé que fuera una novela fantástica, pero salió.

-¿Por qué el vínculo a los pueblos originarios?

-Hasta donde se sabe los seres humanos somos mestizos, una mezcla desde el principio. Por lo tanto, desde que empecé a escribir me ha sido muy natural profundizar en eso.

No ficción y magia

Historia, mitos y ficción se mezclan sin fronteras en esta novela. Los límites de lo real son difusos, como en cualquier historia de antaño. La oralidad lo permite. Sin embargo, algunos de los personajes como Juan Lebián, líder de la comunidad pehuenche, existieron. También la localidad: la historia se ubica en la zona cordillenara de la región del Maule.

-¿Cuál es el límite entre la historia y la ficción?

-No pretendo que haya límite. La primera forma de estudio que los seres humanos conocimos fue la magia y en un momento la ciencia fue una especie de rama de la magia. Las ideas monoteístas no estaban acá y al mapuche todavía no le funciona. La separación llegó después, es española. Pero aquí se encontraron, hubo un choque y yo lo metaforicé.

-¿Por qué la necesidad de lo histórico?

-Adhiero a ese mundo donde lo que escribo entrega un mensaje y produce conversaciones. Si no conoces tu historia no conoces tu contexto y si no conoces tu contexto no tienes idea de lo que te está ocurriendo. También tiene que ver con la identidad.

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