Emoción es la palabra que Álex Hernández menciona una y otra vez a la hora de hablar del Festival de Viña del Mar, y de todo lo que de ahí deriva. Y la escenografía no es la excepción. "Lo que queremos es rescatar emociones, porque emocionar es lo fundamental de toda esta historia. Independiente de si tenemos uno o 500 focos, tenemos que emocionar igual", dice el director general de la cita que este año comenzará el martes 20 de febrero.

Este será el octavo año de Chilevisión a cargo del Festival, y desde la primera edición, en 2011, que la señal de Turner y el equipo que encabeza Hernández se propusieron innovar sobre la Quinta Vergara. Por eso, ahora, que el tiempo ha pasado, recuerda cómo la primera vez usaron como referencia el Festival de la canción de Eurovisión. "Hicimos algo que acá nunca se había hecho. Nunca nadie había usado tantas pantallas", recuerda Hernández, sin dejar de mencionar también, todo el nervio que eso significó por no saber si funcionaría. Hoy, la realidad es otra, asegura, ya que "me han dicho de primera fuente, que a nosotros nos ven los de los Grammy Latinos de referencia, y otros concursos importantes".

De todos estos años, el director destaca el aprendizaje adquirido para sacar mayor provecho de los recursos utilizados porque "una cosa es hacerlo grande, y otra cosa es hacerlo emocionante, sorprendente". Esto, porque además de ser "el festival de los festivales", es, asegura, "el festival de las emociones".

El fin mayor es que todo sobre la Quinta Vergara, en los 180 grados de pantalla que ahí hay, luzca lo más real posible. La producción del Festival sabe que esta no es una labor menor, porque el público, que cada vez tiene más fácil acceso a imágenes de buena calidad, está cada vez más exigente. Por lo tanto, el factor sorpresa es clave.

"Mezclamos 3D, accesorios reales, tarimas grandes, luces, y el ballet como un complemento a todo esto", declara Hernández y agrega: "queremos hacer en un escenario real, que parece virtual, con objeto reales interactuando y sorprendiendo. Es una mezcla de cosas que no busca sorprender cada noche, ni en cada show. Busca sorprender en cada minuto".

Marcelo Rojas es el escenógrafo y el encargado de aterrizar las ideas de Hernández, las que este año tuvieron su génesis en La sociedad del cansancio, del filósofo surcoreano Byung-Chul Han. Después de leer ese best seller, que habla de los temores que vive la sociedad, Hernández se propuso, según explica, "brindarles un viaje a los que están en sus casas viendo el Festival. Nosotros no podemos regalarle pasajes a alguien para que se vaya de vacaciones, pero sí podemos regalarle un evento con el que se sienta en la casa y ve algo que lo puede estimular, y lo recrea por cinco o seis horas. Buscamos que se sumerja en esta realidad".

Para conseguir esto, usarán visuales inspiradas en ciudades, y cada una de ellas tendrán elementos que suceden y que no estamos acostumbrado a ver en una ciudad. "Instalamos la ciudad como base del discurso que hicimos en el equipo. Y con respecto a lo que sucede en la puesta de escena, habrá accesorios reales, de utilería, grandes, que no estábamos usando, más movimiento de motores, que son más del teatro, del circo. Esto significa, entre otras cosas, una modificación de la parrilla, del techo de la Quinta", dice.

En este momento, el equipo de montaje ya está instalado en la V Región, desde el 2 de enero, porque Hernández espera que la escenografía sea entregada la segunda semana de febrero.