Con dos películas y más de 40 profesionales, Chile estará presente en el 68 Festival de Cine de Berlín, que se realizará entre el 15 y el 25 de febrero. El certamen, que en los últimos cinco años premió las cintas locales Gloria, El club y Una mujer fantástica, tendrá ahora un largometraje animado en stop motion y una coproducción chileno-argentina.
La sección Panorama, estrenará la cinta Marilyn, dirigida por el argentino Martín Rodríguez, y protagonizada por Catalina Saavedra. En tanto, Forum, dedicada a la experimentación y a trabajos que oscilan entre el arte y el cine, incluirá el largometraje chileno La casa lobo, de Joaquín Cociña y Cristóbal León.
A escala real
El escape de una joven desde Colonia Dignidad es la historia que Joaquín Cociña y Cristóbal León narran en La casa lobo, el primer largometraje chileno realizado con la técnica stop motion, y que tardó cinco años de producción. Filmado cuadro por cuadro, el stop motion es una técnica de animación más antiguas y entre sus éxitos internacionales figuran Kubo y la búsqueda del samurái y Pollitos en fuga.
El tono de la película va de lo naif a lo terrorífico. "La película está pensada como si Paul Schäfer la hubiera dirigido, ese es el juego que estamos haciendo. Es como si él fuera un Walt Disney sudamericano que está haciendo esta película para decirle a los niños que no se vayan de la colonia. Ahí entra lo torcido", ejemplifica Cociña. Es un tema que llama la atención de los realizadores, principalmente por el gusto de indagar en zonas oscuras y políticamente problemáticas. "Hemos trabajado harto con esta idea del juego de rol. Es lo que se hace en la literatura cuando un autor elije un narrador para su novela, que no necesariamente comparte su criterio y su moral", explica.
Trabajada a escala humana con figuras de papel maché, la película también fue una oportunidad para exhibir el proceso de realización que Cociña y León llevaban a cabo en el taller. Así, la producción de La casa lobo se mostró a modo de exposiciones en distintas galerías y museos, como la Upstream Gallery en Amsterdam, el MAMBA en Buenos Aires, y el Bellas Artes en Chile. "Nos pareció cada vez más interesante el taller, más que la película misma. Además, tanto nuestros trabajos como otros, nos parecían más atractivos en la medida en que mostraran sus huesos", comenta Cociña.
Para un equipo de no más de 10 personas, la realización de esta cinta también significó entender la escala a la que se estaba trabajando, con su propio taller y los materiales que usaban cotidianamente. "Fue un poco triste cuando tuvimos que desechar muchos minutos, que significaban muchos meses de trabajo", cuenta Cociña, sobre la cinta que finalmente dura 70 minutos.
El Festival de Berlín, será la instancia para que la película comience a distribuirse. "Vamos a postular al Festival de Valdivia, y estrenar en salas, idealmente después de eso". Luego de Valdivia, harán una exposición en el GAM donde mostrarán la película.