El lumbago, la sordera temprana y el Parkinson. El cansancio por los viajes, la muerte de los viejos amigos y la necesidad de estar más cerca de los hijos o los nietos más bien. En poco más de un mes de lo que ha corrido de este 2018, el mundo de la música ha sido notificado de un puñado de retiros particularmente sensibles.
Neil Diamond (77), Elton John (70) y Paul Simon (76) anunciaron que abandonarán los escenarios por razones que van desde los achaques propios de la edad hasta el comprensible agotamiento de una vida entera en la carretera. Se aclara al menos en el caso del ex socio de Garfunkel y también del británico de Tiny Dancer, que seguirán los discos, no así con el hombre de Sweet Caroline, que incluso suspendió fechas que tenía comprometidas en Oceanía en lo que a todas luces asoma como un diagnóstico inesperado de Mal de Parkinson. Pero lo que configura este inusual comienzo de temporada no es sólo lo irreversible del paso del tiempo: también simboliza el fin de una época dorada como fue la del rock y la ilusión de la postergada edad del júbilo instalada en el imaginario del rock desde que los Stones empujaran los límites etarios con las giras que emprendieron desde los 90 en adelante y que fueron ejemplos para colegas que vieron que era posible seguir adelante después de los 50 o los 60.
También en las últimas semanas supimos de otras leyendas como Eric Clapton (72), que anda apenas con una neuropatía que no lo deja caminar, y de los miembros de Rush, que dejaron ver en una entrevista que los próximos planes del trío son los cuarteles de invierno. Y aunque en casos como el de Elton John, este retiro se oficializará recién terminada una gira de dos años que comienza en septiembre (lo que abre dudas si no será una despedida con elástico como las de Charles Aznavour, Camilo Sesto o Scorpions), el abandono confirmado de Simon, John y Diamond, que en conjunto suman la brutalidad de más de 500 millones de copias vendidas, define simbólicamente el término de una época y de lo más destacado del circuito de la nostalgia.
A diferencia del fatídico 2016, que vio las muertes de David Bowie, Prince, Leonard Cohen, Glenn Frey, Maurice White y George Michael, o del 2017, que asistió a las despedidas de Tom Petty, Fats Domino, Chris Cornell, Chuck Berry y Greg Allman, esta temporada suma bajas de hombres que nos hicieron creer que era posible seguir por siempre. Lo cierto, el cruel dictamen del calendario, es que aquello no es posible, incluso para leyendas de su estatura.