Mucho antes del cierre con "Deeper underground", una canción que la agrupación de Jay Kay cedió para la banda sonora de Godzilla en 1998, y previo al trámite de las gaviotas, los sonidos de "Shake it on" se tomaron el escenario principal de la Quinta Vergara pasadas las diez de la noche. Jamiroquai dio el vamos a la tercera jornada de Festival con la voz de su cantante Jay Kay intacta. El músico de 48 años apareció con una nueva versión de su sombrero —ahora entre lámpara y jefe azteca— y un chaleco andino de tiro largo y flecos en la caída que lo mostraron algo más contenido en el habitual baile que despliega en sus presentaciones.
En adelante, la fiesta siguió con "Little L" y "Automaton", el tema que nombra a su último disco, para dar paso a un corte de 1995: la enorme "Space cowboy", una canción escrita por una de las primeras formaciones de los británicos, cuando tenían al talentoso y fallecido tecladista Toby Smith y al bajista Stuart Zender entre sus filas.
"Si estás componiendo y tu canción suena bien con guitarra y voz, o solo piano y voz, es una buena canción; de lo contrario, descártala", aconsejaba Jay Kay en esos años en que fueron punta de lanza de un género como el acid jazz.
De vuelta en Viña del Mar, la última versión de la banda de Kay, con el histórico baterista Derrick McKenzie, el percusionista Sola Akingbola y el piano rhodes de Matt Johnson, se vio potenciada por el bajo de Paul Turner, músico con la difícil tarea de reemplazar a Zender en la demandante "Alright" que siguió a continuación.
Entonces Jamiroquai mostró el segundo single de Automaton (2017), "Cloud 9", para dar paso a una versión remozada de "Cosmic girl" desatando la fiesta en la noche viñamarina con varios presentes caracterizados con el gorro inspirado en la tribu iroqués que hizo famoso al cantante.
"(Don't) give hate a chance", compuesta por Kay junto al guitarrista Rob Harris y el pianista Johnson, mostró las credenciales de una banda que sobrevivió a la angustia noventera del grunge y atravesó décadas, por así decirlo, abrazando el retro-funk futurista, un estilo del que han tomado nota desde Pharrel Williams a Mark Ronson y Bruno Mars.
Si habían dudas del protagonismo del bajo en este estilo de música, Paul Turner se encargó de despejarlas en la intro de "Travelling without moving", un tema firmado por el cantante y que nombra al tercer disco del grupo, ese que los puso en la órbita global, el del récord Guiness al álbum de funk más vendido en la historia.
Media hora antes de la medianoche, Jamiroquai mostró "Runaway", el único tema inédito de su grandes éxitos lanzado hace más de una década, el disco High times: singles 1992-2006 (2006), junto a "Radio". Seguido de "Canned heat", esa cumbre del Synkronized (1999), y "Love foolosophy", un tema escrito por el fallecido Toby Smith a medias con el vocalista para un disco que es una declaración de principios: A funk odyssey (2001).
"¡Qué manera de encender la noche!", dijo Carolina de Moras al final del show. "¡Qué tremenda inyección de energía!", completó Rafael Araneda cuando el reloj marcaba la medianoche y la transmisión despedía entre pifias por el corte un espectáculo robusto, una verdadera clase musical, a pesar de la ausencia de canciones icónicas como "Virtual insanity".
"La energía de la gente en Latinoamérica es increíble y por eso siempre queremos volver", disparó Jay Kay desde el backstage antes de ir por una cerveza. Habrá que esperar a ver si vuelven a tocar ese tema que en Chile, a pesar de sus cinco visitas, han hecho solo una vez.