Viene de liarla con su artículo publicado en El País Semanal hace un par de domingos y, apuesto, la volverá a liar con el de este. En ambos, el escritor español Javier Marías (Madrid, 1951) deplora la victimización general de la mujer y la condena automática del hombre acusado de acoso que, en su opinión, promueven el "feminismo reaccionario" de movimientos como #MeToo. Charlamos en su casa. Ahí está el legendario fax con el que envía sus textos, el mítico nokia prewifi con el que se comunica en los viajes, y las montañas de libros propios y ajenos que apuntalan sus paredes y su vida. Al irnos, nos invita a coger algún volumen. "Ladies First", dice mirándome con complicidad. "Eso es micromachismo", le suelto. "Por eso lo digo", me la devuelve.
Cuando los tontos mandan (Alfaguara), su nuevo libro, reúne una buena suma de artículos del autor de Los enamoramientos publicados entre febrero de 2015 y febrero de 2017 en el mismo periódico español. La selección logra trazar una crónica política, cultural y social, planteando temas de reflexión lejos de convencionalismos y lugares comunes, y brinda las herramientas necesarias para pensar libremente.
-Sospecho que le divierte ser trending topic con sus artículos.
-No especialmente. No soy lo suficientemente masoquista ni vanidoso. No escribo para provocar. Lo que me parece erróneo, o injusto, o estúpido, lo digo. Pero hoy hay mucha gente con miedo a opinar, y la libertad de opinión nos costó mucho lograrla en este país.
-Callarse no es muy gallardo.
-No será gallardo, pero sí comprensible. Hoy hay jurados populares y, ante una mera acusación, que puede ser cierta o no, se toman medidas de "usted fuera, despedido o borrado". Es muy peligroso y hay gente amilanada.
-Me piden muchas congéneres que le diga machista a la cara.
-No me voy a defender de semejante acusación. No lo soy. Todo el mundo puede opinar lo que quiera, pero no es cuestión de que uno rebata absurdeces.
-Ahora es cuando me dice que es usted feminista de toda la vida.
-Claro que lo soy, de siempre. Feministas somos todos desde hace muchos años. El trato a las mujeres ha sido tradicionalmente injusto. Ahora, cuando las cosas se exageran, se exacerban, cuando no hay grados, ni matices, cuando se considera que todo es acoso... Siempre se puede decir que no.
-Si dices que no, no hay curro.
-No, pero eso le pasa a todo el mundo, no solo a las actrices. Y es cierto que es mucho más de hombres a mujeres, pero también hay señoras con poder que se han comportado de forma semejante. No seamos ahora ingenuos. Se está produciendo la idea de que las mujeres son todas santas, y no.
-Escribió sobre la necesidad de un "protocolo de acercamiento sexual". ¿En serio? ¿No será que los varones están desorientados?
-Ya no me veo en esa tesitura, pero si tuviera 35 años supongo que estaría inhibido, cohibido. Diría: "Bueno, pues usted dirá, tome usted la iniciativa y yo ya veré".
-Dado que, según dijo, Gloria Fuertes (la poeta española nacida en 1914, y quien falleció en 1998) no es su favorita, cite tres escritoras a las que admire.
-Dije que no suscribo su grandeza. Me gustan muchas. Soledad Puértolas, colega de la Academia, Ana Moix, Alice Munro. Pero no leo a muchas mujeres ni hombres de hoy. Se me pasó la época de estar al día. Lo hice demasiados años y perdí demasiado tiempo.
-¿Estar al día es perder tiempo?
-Claro. Me quedan muchos clásicos que leer. Casi prefiero releer a Montaigne que diez libros nuevos. Si sale algo bueno de verdad, uno se acaba enterando.
-"Nunca la tontería estuvo tan organizada", escribe. ¿Por quién?
-Pues me temo que por las redes sociales, por quienes las controlan y manipulan y porque la gente se deja manipular más que nunca. Si Goebbels llegó donde llegó y solo tenía la radio y algo de prensa, da escalofríos pensar dónde podía haber llegado hoy.
-¿Tan tontos somos?
-Sí, hay mucha gente muy tonta o que quiere serlo, o ser manipulada. Antes, cuando se descubría a un mentiroso, había una reacción en contra. Ahora, da igual, se le sigue creyendo y votando. Lo vemos con Trump y Cataluña.
-¿Qué queda del joven Marías?
-Poco, supongo. Todos nos sentimos no muy distintos de cuando teníamos 25 años, pero he cumplido 66 y ya soy un señor mayor.
-¿Para cuándo un artículo de apoyo a las víctimas de acoso?
-He hecho muchos. Tengo uno, viejo, El suplemento del miedo, en el que hablo del miedo con el que una mujer vive toda su vida, y el hombre, no. Ha sido así siempre.
-Y el Nobel, ¿para cuándo?
-Jajaja. Para nunca. ¡Qué ideas!