Desde que el escándalo de Harvey Weinstein estalló en octubre pasado, la mesa directiva de su compañía, The Weinstein Company, decidió removerlo de sus funciones y poner en venta la compañía.
El grupo de inversores liderado por María Contreras-Sweet había mostrado interés en adquirir la compañía por 500 millones dólares. Sin embargo, el escenario se complicó cuando el estado de Nueva York decidiera imponer una demanda en contra de la compañía, por incumplir los derechos laborales al permitir que sus empleados estuvieran expuestos a abusos de poder y sexuales.
Los miembros de la mesa directiva ya habían anunciado que se declararían en bancarrota.
A pesar de la demanda, el grupo de inversores completó hoy la transacción por el monto inicial. Además, asumirán una deuda de más de 200 millones de dólares e incluirá un fondo de compensación para las más de 80 personas que acusaron haber sido víctimas de Harvey Weinstein.
La intención de María Contreras-Sweet es "construir un estudio liderado por una junta directiva constituida por una mayoría de mujeres independientes, salvar 150 empleos, proteger los pequeños negocios a los que se les debe dinero y crear un fondo de compensación para las víctimas".
El acuerdo se trabajó junto a los jueces a cargo del caso en Estados Unidos, quienes aseguraron que los nuevos dueños deben honrar los acuerdos para que la investigación siga en curso sin problemas.