El bochorno del sobre fue demasiado grande. La imagen de Warren Beatty leyendo con titubeos el nombre de la ganadora a Mejor Película en la velada del 26 de febrero del año pasado es todavía carne de burlas y misericordia. Algunos segundos más tarde, ya lo sabemos, se rectificaría el error y el equipo de Moonlight subió al escenario a recibir la estatuilla que se había concedido a La La Land por culpa de un distraído funcionario que pasó el sobre incorrecto.
Sí, el error fue apocalíptico. Por la misma razón, los Oscar de hoy deben tener la mejor cara posible. La de la perfección en términos técnicos, la de la chispa en el terreno de la animación y la de las señales políticas correctas en el campo de las relaciones públicas. Si todo camina bajo aquellos códigos reglamentarios, la edición número 90 de los Oscar se encargará de plantear su estricta posición en el reciente escenario de abusos y acosos sexuales en Hollywoood. También, se encargarán de perfilar las películas que en aquel sentido respiren el clima de los tiempos.
Quizás por esta última razón una producción como Tres anuncios por un crimen, con un personaje femenino más grande que la vida, se ha ido perfilando como favorito entre medios y casas de apuestas. No es la película más nominada (tiene siete postulaciones, contra 13 de La forma del agua y ocho de Dunkerque), pero al menos en la categoría principal (la de Mejor Película) tiene bastantes posibilidades de llegar primera a la meta.
Dirigida y escrita por el irlandés Martin McDonagh, Tres anuncios por un crimen llega todavía con más favoritismo a la categoría de Mejor Actriz, donde Frances McDormand podría fácilmente barrer con las otras nominadas (entre ellas Meryl Streep por The post y Sally Hawkins por La forma del agua). McDormand es aquí Mildred Hayes, una mujer de decisiones y de espíritu impulsivo, dispuesta a ir contra todo con tal de encontrar la justicia en ese nido de víboras que es Ebbing, un perdido pueblo del Medio Oeste. Han pasado siete meses desde que su hija fue violada y asesinada y Mildred se enfrenta a la mismísima policía de su ciudad, incapaz de hallar al culpable.
La forma de Del Toro
El mexicano Guillermo del Toro camina con paso firme al Oscar a Mejor Director, pero lo hace con una película donde otra vez los héroes son las mujeres. Su fantasía La forma del agua es fiel al tipo de cine que siempre ha hecho, con aquella predilección por los monstruos y el espíritu de las películas B. Acá Elisa Esposito (Sally Hawkins) es una cuidadora de un laboratorio de investigación nuclear durante plena Guerra Fría. Elisa es muda y sus únicos amigos son su vecino gay y una colega afroamericana. Durante las noches descubre a un extraño ser anfibio que fue capturado por los militares estadounidenses y establece con él una relación de afecto.
A pesar de que Del Toro es un hombre fuerte en esta categoría, existe la posibilidad de que el inglés Christopher Nolan logre la bendición de la Academia de Hollywood como director de Dunkerque, película que tiene ocho postulaciones. Y, por supuesto, siempre puede venir la sorpresa de última hora: el reconocimiento a la debutante Greta Gerwig, directora y guionista de Lady Bird, una cinta sobre mujeres (madre e hija), que ha sido ampliamente elogiada por la crítica. También tiene posibilidades Jordan Peele, realizador y guionista de ¡Huye!, obra que se ríe de la corrección política de los blancos liberales y que en el clima de aceptación de minorías puede lograr acá su hora de gloria.
En la categoría de Mejor Guión, las fichas también acompañan a ¡Huye!, aunque Tres anuncios por un crimen no anda lejos de obtener reconocimientos.
Dentro del terreno de posibilidades donde la reivindicación de los derechos femeninos y de las minorías juegan un papel decisivo, películas como Dunkerque y Las horas más oscuras parecen bichos raros. Las dos hablan de episodios hermanos en la Segunda Guerra Mundial (la retirada de los británicos desde Francia y la decisión de ir a la guerra de Winston Churchill, respectivamente) y en ambas los hombres son la voz y el voto de las historias. Si Dunkerque (con sus ocho nominaciones) podría tener poco que ganar en estos Óscar, Las horas más oscuras (que postula a seis estatuillas) al menos tiene casi segura una estatuilla: Gary Oldman haciendo de Winston Churchill es una apuesta casi imbatible.
Si el reconocimiento a Oldman vendría siendo justo a un actor que hace muchos años demostró su talento, el eventual Oscar a la casi nonagenaria francesa Agnès Varda también tiene una dosis alta de justicia divina. Sus posibilidades de llevarse el premio a Mejor Documental por Faces places son bastantes y vaya que el Oscar de las mujeres, el número 90, se vería glorificado con este premio.