"Jorge tiraba más para lo rocanrolero y yo para lo romántico. Me costó mucho convencerlo de grabar baladas". Con esas palabras, Germán Casas (78), el vocalista de la época dorada de Los Ramblers e intérprete de su cancionero más exitoso, sintetiza la lógica binaria con la que funcionó el conjunto durante sus años de esplendor creativo. Una fórmula imbatible que durante la década del 60 se tradujo en serenatas con base de guitarra eléctrica y bronces a-la-Bill Haley (Mucho amor, Eres exquisita, Jugando al amor), pero que a su vez escondía profundas desavenencias artísticas entre los dos motores creativos de la banda.
Fueron esas diferencias las que llevaron a Casas a renunciar al grupo en 1967 para emprender una carrera solista -pese a que se reintegró brevemente en los años 80-, y que incluso los terminó enfrentando en tribunales a inicios de los 90, cuando el tecladista se querelló contra el cantante por el uso de la marca y de su repertorio.
"Nos vimos por última vez hace un par de años, en el estreno de la película de la Nueva Ola (Un concierto inolvidable). Estuvimos ambos en primera fila. Mayor contacto no teníamos porque obviamente nunca nos contrataban para los mismos shows, pero siempre estuve pendiente de cómo estaban", dice la voz del El rock del Mundial.
- ¿Qué sensaciones le deja la muerte de Jorge Rojas?
- A nadie le gusta que un compañero parta, alguien que fue importante en la vida de uno. Hubo cosas que no me gustaron pero prefiero recordar lo bueno, lo buen compositor que fue y cómo logró llevar a cabo lo que se propuso como director del grupo. Me quedo con los momentos gratos, de cuando empezamos de cabros con deseo de triunfar. Aquí en Chile ya no es como era antes, es poca la gente que sabe quiénes son los autores de los temas. Jorge tuvo cerca de diez temas de su autoría y yo otros diez, así que el legado lo deja él y también yo.
- ¿Considera que El rock del mundial es el gran legado que deja Jorge Rojas en la música chilena?
- Jorge en general era muy visionario. Imagina que el segundo tema que grabamos se llamaba Viajeros a la luna, muchos años antes que eso efectivamente ocurriera. Cuando entré a Los Ramblers el 61 Jorge ya tenía El rock del mundial. Recuerdo que se lo canté a mi madre, que me dio esas ideas sobre los equipos extranjeros, el buen humor, etcétera. Nunca pensamos que tendría tanto éxito y cuando la escuché por primera vez en la radio dije "al fin lo logré". Fue una locura, algo nuestro y hermoso que nunca se va a revivir.
- ¿Cree que, tras perder a su líder y a su vocalista, Los Ramblers puedan continuar? ¿Estaría dispuesto a sumarse a algún tributo?
- Yo creo que con esto Los Ramblers se tendrán que disolver. Murió el cantante, murió el director... es una lástima que haya terminado de esta forma. Pero si hay que hacer un homenaje voy a estar, aunque no me gustan mucho