Haciéndole honor al nombre del grupo que creó en 1959, cuya traducción al español más ajustada sería "excursionistas", Jorge Rojas nunca dejó la vida en la ruta. El fundador, tecladista y director musical de The Ramblers, que murió ayer por la madrugada producto del accidente vehicular que la banda sufrió el 24 de febrero -donde también falleció su vocalista, Valentín Fernández-, no sólo fue el motor espiritual del conjunto durante casi seis décadas, sino además el autor de la pieza que lo inició todo: "El rock del Mundial", uno de los mayores hitos del cancionero local y uno de los primeros fenómenos de masas de la cultura popular chilena.
La primera ola
Tal como ha ocurrido con varios éxitos musicales de la historia, Rojas nunca imaginó el impacto que tendría aquella canción que compuso en el piano de su casa hace más de medio siglo, y que estrenó en sociedad con Los Ramblers en el Festival de Viña de 1962. Así lo asegura su hijo, también llamado Jorge, quien cuenta que la idea inicial de su padre era aprovechar la imprenta familiar para producir viseras y otros artículos relacionados al Mundial de fútbol, y así hacerse de algunos ingresos extra. Fue un tío del tecladista el que lo animó a componer una canción alusiva al evento deportivo, lo que finalmente hizo inspirándose en el estilo bailable del norteamericano Bill Haley.
Tras grabarla para el flamante sello del productor Camilo Fernández, Demon, todo cambió para Los Ramblers, que abandonaron el jazz de sus inicios para continuar con una seguidilla de éxitos durante esa década, como "Prende una mechita" y "Jugando al amor". Pero el primer rock and roll con identidad local grabado en Chile tuvo un impacto expansivo, y allanó el camino para el fenómeno que tiempo después protagonizarían, entre otros, Luis Dimas, Cecilia y Buddy Richard.
"Jorge Rojas fue uno de los creadores de la Nueva Ola", asegura éste último. "Cuando salió El rock del mundial yo no cantaba profesionalmente todavía, pero en el pueblo andábamos todo el grupo de amigos en patota tocando por la calle la canción. Fue algo impresionante, como una plaga", rememora.
"Ellos fueron muy importantes en Chile, en ese tiempo todos querían tocar rock and roll y ellos fueron los propulsores del género acá", complementa Marti Palacios Jr., de la Sonora Palacios, otra emblemática orquesta nacional, que conoció a Los Ramblers en 1962 y que coincidió en numerosas ocasiones con Rojas y los suyos, incluso en un festival en Alhué horas antes del fatal accidente.
Fenómeno de ventas
"Es realmente una pequeña canción nacional", dice Luis Dimas sobre el gran éxito que dejó Rojas, a quien consideraba un amigo cercano. "Cuando Chile tenía 8 millones de personas vendió aproximadamente un millón y medio de copias", agrega el Rey del twist, aportando su propia versión para la mitología comercial que rodea al single, que fue lanzado con "El twist del recluta" en el lado B.
No existe consenso en los volúmenes de venta: su autor en su momento habló de 800 mil unidades despachadas en sus primeros 15 días. Su hijo va más allá y dice estar "convencido que fueron más de 3 millones de copias, porque se vendió incluso fuera de Chile". Pese a las discrepancias numéricas, el consenso de los expertos establece un aproximado de 100 mil copias comercializadas hasta hoy, lo que lo corona como el sencillo más vendido de la historia discográfica local.
Música y fútbol
Fue un hito que siempre se dio por hecho, aunque la confirmación oficial -o internacional- pareció llegar hace sólo unos años, cuando el sitio de la prestigiosa revista Billboard ubicó al hit de los Ramblers como uno de los mejores himnos de los mundiales de fútbol, destacando no sólo su ritmo rockabilly, sino además su estatus de pionera en este ítem. Una tradición que continúa desde entonces y que actualmente convoca a estrellas globales del pop.
"Su pegajosa combinación de aplausos y sus agudos pitazos arbitrales la convierten en una favorita instantánea", señaló en 2014 un artículo dedicado al tema que publicó la web de la FIFA.