Redención y poder femenino: el retorno de Jessica Jones
Netflix estrena la segunda temporada de la serie sobre la vigilante que busca reconciliarse con su pasado batallando con villanos internos y externos.
No es casualidad que sea estrenada el 8 de marzo. Jessica Jones, la (anti) heroína con fuerza sobrehumana, dotes para la investigación y una misión cuya protagonista es ella; regresó a Netflix con su segunda temporada en el Día internacional de la mujer.
Tras el asesinato de Kilgrave -que ella misma cometió- Jones pretende dar vuelta la página retomando su oficio como detective privado. Sin embargo el camino para lograrlo tendrá un obstáculo que Jones intentó ignorar, pero que resulta crucial para su trabajo: ahora es reconocida como 'uno de ellos', como uno de los humanos dotados de poderes especiales.
Parafraseando al personaje Sherlock Holmes a principios del siglo XX, el peor enemigo de un detective privado es el reconocimiento, y en el caso de Jessica, peor aún si es concebida como una vigilante asesina.
En una escena clave que no tarda en llegar, el personaje de Krysten Ritter se da cuenta que el fantasma de Kilgrave, aquel villano controlador de mentes que abusó de ella y la utilizó como arma, aún la perseguía. Una creación de 2001 de Brian Bendis y Michael Gaydos, que -probablemente de forma inconsciente- representa perfectamente el movimiento feminista sin ser un manifiesto.
En esta nueva temporada, Jones debe reconciliarse con su pasado de forma diferente a la primera entrega de episodios. Si anteriormente se deshizo de la amenaza viviente que era Kilgrave, ahora busca su verdad: la felicidad que tenía antes de la trágica muerte de su familia, cómo adquirió sus poderes, descubrir quién es ella, pero sobretodo, reconciliarse consigo misma.
En apariencia Jessica demuestra que nada le importa, en sus principales problemas no está la búsqueda del amor, ni mucho menos el cumplir con el estereotipo de mujer. Ella hace lo que quiere, deshaciéndose rápidamente de quien intente impedírselo ya sea con palabras sin filtrar o con fuerza física.
Sin embargo, el ser una de los 'Defensores' de Nueva York, no le resta su condición de ser humano. Intenta ahogar sus traumas, penas y frustraciones en una sucesión de vasos con alcohol que de nada sirven cuando llega la noche y las pesadillas le revelan los miedos que intenta ignorar en el día.
A pesar de ser uno de los héroes Marvel más antisociales, Jessica Jones resulta ser un personaje con el que fácilmente empatizan quienes usan una máscara ante la sociedad mientras combaten sus demonios en silencio.
Jessica no es la única mujer fuerte
Ya en la primera temporada de la ficción, se dio un importante rol a las mujeres por medio de su protagonista y personajes como Trish Walker y Jeri Hogarth, y los nuevos episodios intensifican esto profundizando en las historias de estas mujeres.
Trish (Rachael Taylor) aún se enfrenta a su alter ego como la estrella adolescente 'Patsy', un rol que su madre se niega a dejar morir. Pero Trish ya no es esa joven que usaba vestidos brillantes y cantaba "realmente quiero ser tu amiga".
Instruida en el estilo de lucha Krav Magá, adquirió un arma y tomó el mismo oficio que su mejor amiga: el de detective privado. Es cuestionada por su novio, quien le reclama el que ponga en riesgo su vida, pero Trish no está dispuesta a dejar sola a Jessica en su lucha.
La abogada Jeri Hogarth (Carrie-Ann Moss) también toma más relevancia. Sus superiores buscan desacreditarla y utilizar sus influencia lo más que puedan, pero Hogarth no se deja vencer. La astucia sigue siendo su mejor arma.
La segunda temporada de Jessica Jones ya está disponible en Netflix con un total de 13 episodios que presentan mujeres que sacan fuerza física y mental con o sin poderes sobrenaturales.
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