A las 13.30 horas de Chile y 19.30 horas de Moscú suena el teléfono celular del chelista David Geringas (1946). El músico interrumpe la entrevista, cambia de idioma y comienza a hablar en ruso. Sólo se entiende que el maestro dice Santiago de Chile un par de veces, como tratando de convencer a su contertulio. Se nota que es una llamada importante y tras unos minutos, el chelista nacido en Vilnius corta y con una inocultable sonrisa dice: "Uno nunca sabe cuándo pasarán la cosas. Este hombre es inubicable y llevo meses tratando de hablar con él. Finalmente él me ubicó en Chile. Era Valery Gergiev".

Geringas se refiere al director del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Es decir, al conductor de orquesta más importante de su país, amigo personal del premier Vladimir Putin y con el récord de 30 años al frente de la institución de ópera y ballet del norte de Rusia. "Hemos tocado antes, pero ahora me llamó para decirme que grabaremos un disco. En abril. Será el poema sinfónico Don Quijote de Richard Strauss. Es un sueño. Lo haré con el violista Martin Stegner, que es amigo y toca en la Filarmónica de Berlín. El hará la parte de Sancho Panza", comenta Geringas, que este martes llegó a Chile.

Ganador en 1970 de la Medalla de Oro en el prestigioso Concurso Internacional Tchaikovsky y alumno del gran chelista ruso Mstislav Rostropovich, David Geringas es también un imbatible intérprete de discos, que suele combinar lo tradicional con lo contemporáneo. A la fecha ha ganado en dos oportunidades los premios Echo Klassik en Alemania (el más importante en música clásica en ese país), pero también en Francia ha obtenido el Grand Prix du Disque (el galardón fonográfico mayor en la nación gala) y el Diapason d'Or (el más destacado en música docta).

A nuestro país viene por primera vez y entra por la puerta ancha: tocará el Concierto para chelo del checo Antonín Dvořák (1841-1904) mañana y el sábado a las 19.40 h en el Teatro U. de Chile. Lo acompaña la Orquesta Sinfónica de Chile bajo la batuta de Leonid Grin, que en la segunda parte dirigirá la Cuarta sinfonía de Brahms.

"Todos los chelistas tocamos el Concierto para chelo de Antonín Dvořák. Es una obra maestra y el mejor que se ha escrito para nuestro instrumento. Es bastante autobiográfico: por un lado refleja los sentimientos de amor hacia su cuñada Josefina, pero también tiene que ver con la nostalgia que sentía por Bohemia y la tierra checa. Cuando lo compuso, Dvořák se encontraba en Nueva York y hacía clases en el conservatorio de la ciudad", explica el músico.

David Geringas se mueve entre Alemania, Lituania y Rusia, con presentaciones junto a la Filarmónica de Berlín, de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam o la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, entre otras orquestas. Su admiración hacia la pieza de Dvořák sigue así: "Cuando su cuñada Josefina enfermó mortalmente , él le dedicó una serie de canciones y además cambió el concierto para chelo. Es una música llena de sentimientos y cuando Johannes Brahms (amigo de Dvořák) lo escuchó por primera vez dijo: 'Si hubiera sabido que era posible escribir así para el violonchelo, lo habría hecho yo'".