En más de una ocasión, Carlos Rodríguez o Nekro, actualmente Boom Boom Kid, ha detallado que lo suyo no es español; tampoco inglés. Lo que ofrece en su repertorio, en sus letras, es el tum tum lunfardo: una deconstrucción de ambas lenguas que armonizan con guitarras, las que a su vez colindan entre el punk, el hardcore y, por qué no, algún tinte de psicodelia.

Con una amplia trayectoria, marcada principalmente por su paso liderando la emblemática Fun People hasta el 2001, Nekro se ha encargado de pasear el sonido de su último proyecto y esos improbables cambios de tono vocal, sello personal, por todo el orbe: Japón y Europa son algunos de sus destinos predilectos.

Lollapalooza tampoco es novedad. No es la primera vez que Boom Boom Kid se adueña de algún escenario y evoca ese rock adolescente, repleto de mensajes a favor de los derechos humanos y las minorías, en el masivo festival.

A Rodríguez le encanta: para un tipo que ha dibujado su carrera en torno a creaciones publicadas por un sello discográfico propio, el certamen se presenta como una oportunidad irrepetible para exhibir su trabajo.

Bajo esa premisa, y con una gran recepción del público, poco antes de las 15.30 horas, Boom Boom Kid dio el puntapié inicial a su propia fiesta en el Lotus Stage.

La pantalla gigante que los acompañaba, en el fondo, era elocuente: mostraba clarísimo, como una suerte de declaración de principios, el mensaje: "El mundo es nuestro. Nadie es ilegal". Delante, Nekro y su equipo, durante casi una hora, levantaron tierra, provocaron saltos y 'pogos' con su batallón de éxitos.