Tiene solo 19 años y eso lo hace notar en sus composiciones, pero en ningún momento se deja ver como un novato sobre el escenario. Siempre sonriendo, bailando y disfrutando el momento, así estuvo Khalid durante los 50 minutos que tocó sobre el Itaú Stage de Lollapalooza Chile.
La tarde del domingo fue caótica para los asistentes al festival, pero el público juvenil encontró un respiro en la propuesta de R&B del estadounidense. Comenzó el show con "American teen", canción que le da nombre a su álbum debut y estuvo acompañado durante todo el espectáculo por dos bailarinas vestidas de cheerleaders con la misma leyenda en sus poleras.
Uno de los puntos más altos del espectáculo fue durante la canción "Silence", una colaboración con el DJ Marshmello, quien estuvo en la versión chilena de Lollapalooza el año pasado. Aunque en sus letras, el single señala "me siento cómodo en el silencio", el público la bailó y la disfrutó tal como si se tratara de una canción feliz.
El hecho de que su propuesta de R&B sea mucho más cercana al pop no lo detuvo de presentarse con una banda completa. En varias ocasiones durante el show, el baterista le robó el espectáculo a Khalid.
El artista cerró su paso por Lollapalooza con "Young, dumb and broke", un himno de las nuevas generaciones que intenta enmendar sus errores con la frase "todavía tenemos amor para dar". Y Chile aún tiene amor para dar a Khalid.