Hasta hace no mucho, ver a Luis Miguel posando junto a su hija Michelle en las redes sociales o mostrando al público algo de su mundo privado eran ideas impensadas. Más todavía escucharlo decir frases como aquella con la que presentó su próxima serie biográfica, en la que invita a su público a "recorrer conmigo este emotivo viaje que formó al artista y la persona que soy hoy".

Los más pesimistas tampoco habrían apostado por verlo otra vez sobre un escenario o publicando nuevo material, pero en los últimos meses todo eso ha sido parte de la bitácora del ídolo mexicano, quien parece haber superado su temporada más crítica en lo artístico a punta de novedades musicales y un aparente cambio de imagen y actitud. Tras una larga temporada en la que se fueron acumulando rumores sobre su salud, cancelaciones de conciertos, demandas millonarias en su contra y una sequía musical inédita en su carrera, el solista latinoamericano más popular de las últimas décadas da luces de un renacer.

Así quedó demostrado a fines del mes pasado, con el regreso de "El Sol de México" a los escenarios con cinco recitales a tablero vuelto en el Auditorio Nacional de la capital mexicana, el mismo lugar donde empezó su ocaso en 2015 con una serie de shows cancelados. La revancha del cantante ante su público dio inicio a una nueva gira continental que negocia su aterrizaje en Chile para fines de este 2018, en el que se espera sea el retorno estelar del artista a Santiago después de tres años.

Esto, como parte de la promoción de ¡México por siempre! (2017) su primer álbum de estudio desde 2010 y una prueba de vigencia para "Luismi", donde vuelve a demostrar su característica capacidad vocal tras diversas versiones que hablaban del agotamiento de su principal recurso. El LP vino acompañado de una renovada imagen -sin los kilos de más que mostró en sus últimas apariciones- y de un acuerdo entre su equipo y el de su colega Alejandro Fernández, quien lo demandó en 2017 por una gira en conjunto que nunca se realizó.

Pero de todas las señales de reinvención, la más ilustrativa es Luis Miguel: la serie, el próximo estreno de Netflix y la primera producción biográfica dedicada al artista, que será interpretado por el actor mexicano Diego Boneta (Rock of ages). La serie, que terminó sus grabaciones la semana pasada, marca otro hito al ser el primer proyecto de este tipo en el que el cantante se involucra formalmente.

"Estoy listo para visitar los aspectos de mi pasado que han generado tantas preguntas y especulaciones", dijo al presentar la serie, una apuesta que la prensa de su país ha interpretado como un cambio de estrategia: a sus 47 años y luego de décadas de secretismo en torno a su vida privada, "El Sol" ha optado por abrir algo de su intimidad, aunque bajo sus propios términos y estricta supervisión de su equipo.

A esto se suma Luis Miguel: la historia, una de las investigaciones más completas que se han publicado sobre la vida del mexicano (ver nota en página 55), cuya próxima llegada a librerías coincide con esta apertura de su hermética intimidad .

Viejos fantasmas

Quienes han seguido con atención la carrera de Luis Miguel sabrán que lo ocurrido en los últimos tres años no podía sino ser calificado de preocupante. Si bien el solista desde su adolescencia ha debido lidiar con una serie de fantasmas personales, originados por su traumático historial familiar, durante décadas fue capaz de aislar su turbulenta intimidad de su siempre popular carrera. Cuando el éxito empezó a tambalear, como ocurrió en los últimos años, todo parecía enfilar hacia el abismo.

Según la prensa mexicana, los factores que llevaron a "El Sol" al borde del ocaso fueron diversos y progresivos. Entre ellos, una supuesta depresión, producto de una serie de temas personales no resueltos, como la extraña desaparición de su madre en 1986. Con esto vino el abuso de fármacos y problemas de salud, que incluso lo tuvieron hospitalizado en EE.UU. hace unos años, a los que sumó una tinnitus que afectó su audición.

Encerrado en su hermetismo, en gran medida por su deteriorado aspecto físico, y hasta criticado por viejos colabores -como Armando Manzanero, que lo tildó públicamente de "malagradecido"-, el solista logró salir adelante recurriendo a sus amigos incondicionales, como el empresario mexicano Miguel Alemán, quien lo ayudó a resolver la demanda que interpuso en su contra su ex mánager, William Brockhaus. Esto vino acompañado de una mayor apertura hacia sus fans, la prensa y las redes sociales, además del inédito acceso a su biografía que entregó a Netflix, un nuevo paso para recuperar su sitial en la industria y volver a brillar como antaño.