La coqueta historia de Un vestido y un amor, la canción más versionada de Fito Páez

maxresdefault (1)111

Una pelea de pareja generó, en los tiempos en que el amor parecía para siempre, la canción con mayor repercusión mundial de Fito Páez. Un tema que fue interpretado entre muchos otros por Silvio Rodríguez, Caetano Veloso, Mercedes Sosa y Ana Belén.


Me encantan las biografías. Pienso que, cuando un biógrafo logra apasionar a uno en su objeto, el trabajo está cumplido. Hay un libro del argentino Carlos Polimeni, El día que Charly saltó (y otras crónicas salvajes de rock), recientemente editado por Planeta, donde el hombre de Clarín y Página/12 cuenta la historia de “Un vestido y un amor”, esa canción que Fito Páez le escribió a la actriz Cecilia Roth, quien fuera su pareja en los años de El amor después del amor (1992), el disco que lo sacó del barro del talento sin repercusión.

Cecilia era una famosa actriz, fogueada en España con Pedro Almodóvar y que había regresado hasta Argentina para escapar de una movida que ya no le interesaba. Fito, en un aparente abrir y cerrar de ojos, había dejado de ser un perdedor quejoso para transformarse en un ganador en una época marcada por la derrota de los grandes sueños colectivos.

Sin ir más lejos, había superado la oscuridad, el asesinato de una parte de su familia, el rechazo de una multinacional, la ropa negra y sus propias ganas de irse del país, además de sobreponerse a la sordera de los que difundieron su música.

Polimeni cuenta que una noche de casados en Buenos Aires, "Fito volvió en mal estado, una vez más, pero esa vez Cecilia estaba con pocas pulgas y le pidió que se fuese a vivir a otra parte a la brevedad".

"Yo estaba totalmente desalineado, casi sin poder emitir un sonido comprensible", recordaría Fito durante el concierto que festejó los veinte años de ese disco. Perdido por perdido, Páez rogó que lo dejase sentarse frente a un piano chico que conservaba desde la época en la que había sido tecladista de Charly García para componer una canción.

Pidió una tregua, una especie de trato. Si la canción le resultaba conmovedora tendría que perdonarlo, propuso. Un truco de prestidigitador convencido de su arte.

Esa noche no hubo palabras de más.

Fito parece pensar, junto con Chejov, que la felicidad no existe, lo que existe es el deseo de ir hacia ella.

En apenas una hora, casi de un tirón, le salió un tema para siempre en el que no se privó de explicar que a veces si se perdía por ahí era por un rato, no más.

A ella no le gustaba que hubiese incluido en la letra la idea de que no le hacía gracia ese país, pero eso tenía arreglo. Según Polimeni, para cuando él cantaba ante las multitudes eso de "Yo no buscaba a nadie y te vi" siempre se emocionaba.

La pareja, que se había conocido en una fiesta en Punta del Este, cuando ella estaba casada (o sea, ya tenía "un vestido y un amor"), se unió formalmente en 1999 pero terminaría definitivamente luego de un par de años.

El amor después del amor se conviritió en el disco más vendido en la historia de la música popular en Argentina. En 2007, fue ubicado en el puesto número trece entre los cien mejores discos del rock argentino, según la edición de ese país de Rolling Stone.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.