Simon Spier podría ser el terror de las chicas, pero es más bien la incógnita entre sus amigos. Bastante bien parecido, hijo de dos padres altamente tolerantes y con varias muchachas que le siguen la pista a ver si tienen una oportunidad en su corazón, Simon tiene claro que su camino sexual no es el de su padre, ni el de su abuelo ni el de su amigo más cercano. A él, que tuvo sueños húmedos con el actor Daniel Radcliffe (Harry Potter), le gustan los chicos. En los próximos 110 minutos de la película Yo soy Simón se observa cómo el resto del mundo se entera de esto.

Estructurada con las coordenadas de una tradicional comedia de adolescentes de secundaria y sin los traumas que articulan las habituales películas con protagonistas gays, Yo soy Simón es un caso particular en Hollywood. Se trata de la primera cinta sobre un joven homosexual producida por un gran estudio, en esta ocasión Fox, y contra los pronósticos, los resultados de taquilla y crítica fueron sorprendentes. Recaudó 36.8 millones. Es decir, hasta ahora ha ganado el doble de lo que costó.

La película, que se estrena en Chile el jueves 3 de mayo, aborda los conflictos gay con un filtro bastante más light que Llámame por tu nombre y Moonlight, las ganadoras de Oscar a Mejor guión original 2018 y Mejor película 2017. En ambas, el desarraigo, la desorientación y las barreras de las convenciones sociales eran el motor del conflicto. En Yo soy Simón, por el contrario, la dinámica se mueve al ritmo de diálogos ágiles, humor y la inocultable influencia de las comedias adolescentes de John Hughes (El club de los cinco, Un experto en diversión). La película, en palabras del crítico de The New York Times Glenn Kenny, tiene "una resonancia emocional sorprendente, a pesar de su imparable brillo".

¿Cuál es ese imparable brillo? Probablemente sea la sintonía juvenil de su director Greg Berlanti (1972), creador de las exitosas series de televisión Riverdale, Everwood y Jack & Bobby. Ese mismo barniz le ha servido para lograr una buena respuesta de audiencia, pero también para poner a los personajes de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) en un terreno "mainstream".

Veamos la trama: todo transcurre entre el hogar de Simon (sus padres son interpretados por Jennifer Garner y Josh Duhamel) y la secundaria. Simon (Nick Robinson de Mundo jurásico) no entiende demasiado las insinuaciones afectivas de su amiga Leah (Sarah Langford de la serie 13 reasons why), porque en realidad está preocupado de algo más importante: mantiene una relación por internet con un compañero de colegio que se hace llamar Blue. Pero en rigor Blue es un alias y prefiere ser discreto. Tiene menos interés en salir del clóset que Simon, a quien no le queda más alternativa que ir dando palos de ciego y descubrir en la secundaria al chico tras la máscara de Blue. Se equivoca una y otra vez y en esas escenas emerge tal vez el lado más humorístico de la cinta de Greg Berlanti.

Es en este nivel cuando la película basada en el libro Yo Simón, homo sapiens de Becky Albertalli entra a un terreno clásico de la comedia adolescente: un miserable compañero se entera del romance virtual de Simon y amenaza con revelar la relación a menos que lo ayude a conquistar a Abby, la chica más popular del colegio.

Redes, ventas y Dolan

En términos de estrategia comercial, ha sido el propio estudio Fox el que ha tomado las riendas de la película y la ha promocionado con los mismos recursos que sus títulos más redituables. Greg Berlanti, abiertamente homosexual, lo dijo así en una reciente entrevista al diario especializado Variety: "Una de las condiciones para hacer la película era que el estudio le diera la misma cantidad de recursos de marketing que a cualquiera de sus comedias adolescentes".

Al parecer las estrategias funcionaron y, sin ir más lejos, el nivel de viralización de Yo soy Simón escapó al promedio tras el estreno del 16 de marzo en Estados Unidos. Algunas de las sentencias en twitter eran bastante gráficas: "Después de ver Yo soy Simón con mi padre, le conté que soy gay en el auto de vuelta. Encontré el coraje para hacerlo en esta película". Es más, el propio realizador canadiense Xavier Dolan (premiado en Cannes con Mommy. entre otras cintas) apuntó en las redes sociales: "Si hubiera existido esta película cuando tenía 15 años, quizá no habría tenido que mentir a mi padre y decirle que ese póster de Ashton Kutcher era para mi prima".

El año LGBT

Aunque las minorías sexuales han estado representadas hace años en el cine de Hollywood (a veces de forma subrepticia), los últimos 12 meses han sido particularmente milagrosos en exposición y premios. Más allá de las mencionadas Llámame por tu nombre y Moonlight, la propia Una mujer fantástica de Sebastián Lelio podría considerarse en el grupo.

Justamente del cineasta chileno es una de las películas LGBT más esperadas del 2018. Se trata de Disobedience, cinta exhibida con éxito de críticas en el pasado Festival de Toronto y que indaga en la relación de dos mujeres en una ortodoxa comunidad judía de Londres. El filme protagonizado por Rachel Weisz y Rachel McAdams se estrenará el 27 de abril en EE.UU. y a Chile llegará durante el año 2018 a través de Sony Pictures.

Quizás aún más olas levante The Miseducation of Cameron Post, la película de Desiree Akhavan que este año ganó el Festival de Sundance. Basada en la novela homónima de Emily Danforth, la producción describe las experiencia de Cameron (Chloë Grace Moretz, de Carrie), una adolescente que al descubrir su atracción hacia las mujeres es enviada por su familia a una comunidad cristiana que pretende "rectificar" su condición sexual.

También de la parrilla programática de Sundance 2018 es Lizzie, película de Craig William Macneill sobre el infame caso de crónica roja de Lizzie Borden, quien en 1892 mató con un hacha a su padre y a su madrastra en su casa de Massachusetts. Macneill reimagina la historia y se pone del lado de Lizzie (Chloë Sevigny), una mujer de pensamiento independiente y víctima del patriarcado y la intolerancia de su progenitor. En este drama histórico, Lizzie Borden entabla además una relación romántica con Bridget Sullivan (Kristen Stewart), la sirvienta irlandesa de los Borden.

Algunos años después del trágico episodio de Lizzie transcurre Vita and Virginia, el largometraje de Chanya Button sobre la relación que mantuvo la escritora Virginia Woolf (Elizabeth Debicki) con la socialité y también narradora Vita Sackville-West (Gemma Arterton) entre 1925 y 1935. Personaje polémico y extravagante en los altos círculos sociales ingleses de los años 20 y 30, Vita Sackville-West fue la inspiración de Orlando, una de las novelas más conocidas de Virginia Woolf.