Por el tiempo que tomó realizarla, por lo hercúleo de su producción, por los 195 minutos de su metraje y por varias otras razones, …Y de pronto el amanecer (un par de comas se echan en falta para el título) asoma como la más ambiciosa de las cintas de Silvio Caiozzi. No es poco decir.

A casi 14 años de estrenar localmente su anterior largometraje, Cachimba, el realizador de Coronación y Julio comienza en julio suma un nuevo título a una filmografía cuya frugalidad (seis largos en cuatro décadas, excluyendo A la sombra del sol, hecha a dúo en 1974) lo emparenta con otros realizadores de matriz clásica, como Orlando Lübbert y Ricardo Larraín. Los resultados, que traen de vuelta algunas de sus habituales temáticas y preocupaciones, son más bien dispares.

Rodada en locaciones gestionadas vía "mingas" por la propia producción en el sector de Punta Pello, cerca de Castro, la cinta coescrita con el narrador coyhaiquino Jaime Casas parece informar al espectador que se desarrolla al mismo tiempo en el archipiélago de Chiloé y en la Patagonia: un "fin del mundo" hasta el que regresa, tras décadas de ausencia, Pancho Veloso (Julio Jung), periodista y escritor radicado en Santiago.

¿A qué va? A escribir crónicas para una revista, en principio. Pero también, y sobre todo, a reescribir su propia historia a través de la novela que finalmente se ha animado a comenzar. Eso sí, esto supone volver a mirar a la cara a sus viejos amigos de infancia y juventud (Sergio Hernández y el fallecido Arnaldo Berríos), así como reconstruir variados episodios, algunos luminosos y otros terribles, varios de ellos marcados por la fractura que supuso el Golpe de 1973.

En esta restitución de un pasado que tiene mucho de nostalgia y de "magia" (una magia que se dice, más de lo que se muestra), la cinta despliega el trabajo de un destacadísimo reparto, donde cabe sumar nombres como los de Pedro Vicuña, Aldo Parodi y Ana Reeves, además de un puñado de jóvenes debutantes. Sin embargo, es limitado el margen de acción que estos tienen para ir más allá del significado de las palabras que espetan.

A no dudarlo, el director sabe como pocos plantar y mover la cámara, así como extraer la belleza de los paisajes australes y encabalgar los distintos ítemes para que el conjunto exude coherencia. Sin embargo, …Y de pronto el amanecer termina imponiendo una afectación poetizante y un candor -de los personajes, de las situaciones- que la hace lucir inocentona y fechada. La vieja escuela tiene muchos caminos y el de esta película no es el más estimulante.