Raúl Ruiz decía que una de las características del chileno es decir una cosa queriendo decir otra. El estilo indirecto o retórico es una de las marcas de la compañía Bonobo (nombre del primate más parecido al hombre). En Tú amarás, dirigida por Pablo Manzi y Andreina Olivari, la histórica discriminación hacia el pueblo mapuche no se explicita, se disfraza y se expresa de forma lateral. Ese racismo tan chileno es escamoteado bajo un discurso de odio y desprecio a una raza extraterrestre.
Varias historias, guardadas en secreto por sus protagonistas, se entremezclan y tienen su eje en el miedo al migrante, al diferente, a las minorías, a la otredad. Una sucesión de escenas violentas se relatan y no las vemos representadas. El asesinato xenófobo de un taxista, agresiones homofóbicas, un ataque con machete a una mujer, un acoso sexual a un niño. Durante un seminario sobre cómo atender a la raza alien, cinco médicos confiesan más rastros de animalidad, salvajismo y crueldad que los atribuidos a los extraterrestres. Debido a ese pie forzado la escenografía recrea una sala de conferencias donde destaca una alfombra con estilizados rombos azules y rojos, antes presentes en una manta mapuche.
Compuesto por Gabriel Cañas, Gabriel Urzúa, Paulina Giglio, Carlos Donoso y Franco Toledo, el elenco se libera con oficio de la tiranía de hacer parecer que actúan y desvía las interpretaciones hacia una naturalidad desdramatizada. Los personajes, demasiado homogéneos, van y vienen del realismo al absurdo en un juego con algunos momentos inquietantes, sobre todo cuando la violencia física se toma la escena. El resto del tiempo resultan desapasionados y sus diálogos parecen no ir a ningún lado, como el machacante chiste del cara de conejo y su arbitraria vuelta de tuerca en el final.
No es sencillo deslizarse por los defectos de nuestro país. Esta comedia negra, ingenua y despolitizada, no lo logra. La dramaturgia de Pablo Manzi diluye el conflicto mapuche a la sombra de la ironía hipster. El tema merece ser desarrollado de una manera inesperada y no quedarse en la mera exposición oblicua de los prejuicios locales. El texto no perturba, el clima de amenaza permanente no se siente y solo transmite parodia y falso escepticismo. El relato fluye, pero las confesiones racistas o discriminatorias de los protagonistas son muy parecidas, un pretexto para hacer calzar el puzzle. Si bien saca algunas risas nerviosas, la tensión no crece y la trama termina perdiendo voltaje. A Tú amarás le sobra vacuidad y le falta algo de la caldeada tensión social que derrocha la contingencia. Pese a sus limitaciones, la obra consigue revelar la falsedad de los discursos de diversidad y multiculturalidad, aunque perpetúa la invisibilización y marginación de la herencia cultural mapuche.