Tal vez para el público masivo, el nombre de Luis Slimming no es para nada conocido; pero la percepción cambia al interior del circuito de la comedia local: es una de las figuras más relevantes para los humoristas chilenos más exitosos del último tiempo. Edo Caroe, Stefan Kramer, Pedro Ruminot y Fabrizio Copano han sido algunos de los comediantes con los que ha colaborado en sus recordadas presentaciones en los festivales de Viña y Olmué. Además, ha pasado por los programas Mentiras verdaderas, Vértigo y El camino del comediante.
Su camino en la comedia comenzó de manera gradual. Slimming es licenciado en matemáticas de la Universidad Católica y su primer acercamiento en el humor fue en 2011, cuando participó dibujando cómics en una revista de su universidad, lugar donde le comentaron acerca de un show organizado por Paloma Salas y Alejandra "Jani" Dueñas. Un espectáculo que tenía un espacio de "micrófono abierto" en el restobar Guardia Vieja.
"Me fue bien y, por esas cosas de la vida, había en el público un productor de Mega que se llama Andrés Canales y me llevó al programa Coliseo romano, de Mega", explica. Fue hasta el espacio, pero quedó eliminado. Sin embargo, la producción le ofreció trabajar como guionista, donde conoció a Pablo Araujo -antiguo guionista de CQC y de The Clinic-, y a quien se convertiría en su gran amigo, Edo Caroe.
"Empezamos a conversar en la buena onda cuando comencé a trabajar de guionista. Cuando Edo era participante, pensaba: 'Este tipo es bueno, si yo tenía opciones de ganar, él va ser mi competencia'. Además él me encontraba muy chistoso, nos empezamos a hacer amigos y lo empecé a ayudar con sus shows", comenta. Luego agrega: "El Edo armaba los textos y yo le agregaba los chistes; yo se los enviaba y él los editaba".
Luego, Caroe invitó al ya guionista a trabajar en sus shows personales en empresas y comenzaron una alianza. "Me pagó diez mil pesos, que es la primera vez que gané plata con esto. Yo iba gratis, pero me pagó porque lo acompañé casi toda la noche".
Con el fin de Coliseo romano, la producción de Mentiras verdaderas contactó a Caroe para participar en los Viernes sin censura, en 2013. Luego saltaron a Alfombra roja prime, de Canal 13, para después volver al espacio de La Red. Pero la suerte no los acompañó: fueron despedidos.
"Tuve que volver a mi trabajo de matemático, teniendo que hacer clases y no quería. En paralelo, llegué a un pituto donde escribí en la revista Condorito junto al Edo y estuvimos dos meses, con un sueldo con el que pude mantenerme", confiesa.
En 2015, Caroe llegó hasta Olmué, evento que fue beneficioso para el guionista, ya que a partir de ahí arribó a Vértigo, de Canal 13, donde se mantiene hasta la fecha.
Y en ese trance empezó el roce y la amistad con otros colegas del circuito, como Pedro Ruminot, Fabrizio Copano y Stefan Kramer. Con Ruminot incluso formó parte de su equipo para su presentación en Viña 2016. "Me lo encontré en el cumpleaños del Edo, hablamos y lo empecé a ayudar en el último período de El club de la comedia, con sus monólogos".
Su relación con Copano es la más cercana en la actualidad. "Con Copano nos conocimos cuando se presentó el proyecto para revivir CQC en Canal 13, ahí nos hicimos amigos". Después, Copano contactó a Slimming para colaborar en su debut en Viña 2017. Ambos se mantuvieron en contacto y llevaron a cabo el programa El camino del comediante.
Por otro lado, su trabajo con Kramer es el más reciente, aunque colaboraron por primera vez en el fallido programa Kamaleón de TVN, en 2016. Desde ahí en adelante, el imitador ha incorporado al guionista en todas sus mesas de trabajo, siendo la más reciente su presentación en Viña en febrero, donde articuló los dardos del imitador hacia Bombo Fica y hacia el collage que le regalaron a Miguel Bosé.
"Le dije 'por los chistes que más has dado explicaciones han sido los míos, no sé si devolverte la plata' (risas), pero me dijo que estaba todo bien", declara.
Slimming actualmente conduce el programa El sentido del humor en la radio online Niu media, junto a los también comediantes Marcelo Valverde y Héctor Romero. Además, presenta sus rutinas en diferentes bares capitalinos.
"Siempre escuché que decían 'hay gente que es buena escribiendo y otros que son buenos actuando' y yo había mostrado en los últimos cinco años de que escribiendo no era malo, pensé 'ah, debo ser de la gente que escribe', pero mucha gente me comentó que yo era gracioso y a veces sentía que el chiste lo contaba mejor yo que el que estaba en el escenario", concluye.