A primera vista, el último video de Carlos Pinto en Youtube parece avisar sobre un nuevo estreno televisivo de su autoría. Allí se le ve con su estampa habitual, bajando escaleras en medio de la oscuridad y mirando a la cámara de reojo, con las manos juntas y la mirada sombría, en lo que podría ser el anticipo de una nueva temporada de Mea culpa o El día menos pensado. La sorpresa llega al final del clip, cuando se anuncia la salida de El silencio de los malditos, el nuevo lanzamiento del periodista que hizo escuela y dominó el rating con sus programas sobre crímenes y hechos paranormales desde la década del 90, y que a sus 58 años decidió probar suerte en el trabajo artístico y entregarse a lo que llama "el género mayor".
"Si bien en mi función de periodista sé que lo podría haber hecho, a mí no me interesa ese mundo, me interesa más el arte. La novela siempre ha sido el elemento más representativo de mi quehacer", explica Pinto, quien acaba de sacar al mercado su primera novela. Un thriller dramático, aclara, inspirado en uno de los casos policiales que investigó para Mea culpa pero que nunca salió al aire, y donde "a estas alturas ya no sé cuál es la verdad y cuál es la mentira, no me interesa", dice.
Pese a que no quiere definirse como escritor, Carlos Pinto parece encaminado a convertirse en el nuevo best seller chileno. Su libro, que teje varias subtramas de distintas épocas del Chile del siglo XX para explicar la mente criminal de un asesino confeso, está entre los lanzamientos prioritarios de la temporada de Suma, subgrupo de la editorial Penguin Random House destinado a los potenciales éxitos comerciales. Por lo pronto, el autor ya tiene agendadas 20 firmas de libros y una gira por regiones, mientras el citado trailer de su novela acumula más de 250 mil visualizaciones, cifra poco habitual en el mundo editorial. Incluso, ha recibido comentarios de quienes reservaron o compraron los primeros ejemplares, muchos de ellos parte del fan club oficial que el animador tiene en las redes sociales.
"Es un fenómeno interesante pero no augura nada", dice Pinto, con tono de suspenso y a la vez enfrentando con humildad su debut literario, el que, según confiesa, no estuvo libre de dificultades y temores. "Me vinieron todas las dudas y quise desistir un par de veces", cuenta. Inicialmente, su estreno editorial sería con una crónica. Al menos, esa fue la idea que le planteó una editorial chilena hace algunos años. Y aunque la propuesta no llegó a puerto, sí despertó sus intenciones de llevar al papel una historia que lo obsesionó durante cerca de dos décadas, y que surgió durante una entrevista fuera de cámara con un reo de la Penitenciaría de Santiago. A partir de ese relato, el periodista reconstruye las múltiples capas que hay detrás de lo que en principio no es más que un horrendo asesinato.
Pero Pinto ya no quiere quedarse sólo en la denuncia. De hecho, critica que "la televisión le dedique muchos minutos a hechos delictivos, porque llena la pantalla de inseguridad". Su prioridad, tal como ensayó en sus proyectos televisivos, es la narrativa de una historia y sus posibilidades estilísticas por sobre el dato duro y la contingencia. "En televisión, por obligación debía atenerme a un proceso, por lo tanto la posibilidad de la imaginería queda fuera y eso mismo nos obliga a reconstruir historias que no puedo falsear. Eso es en sí valioso, pero yo no busco la denuncia, ya la hice muchas veces al aire. Aquí la idea es hacer reflexionar, entendernos como seres humanos frente a la cárcel", explica.
En El silencio de los malditos, además, Pinto indaga en otro elemento que siempre estuvo de alguna manera presente en sus historias: la importancia del contexto, la idea de la maldad como algo relativo, no intrínseco. Y cita a la teórica alemana Hannah Arendt para explayarse sobre la "banalidad del mal", concepto según el cual "tanto tú como yo, bajo determinadas circunstancias, pudimos haber terminado siendo asesinos de guerra".
-¿Estos primeros comentarios que ha generado su novela le abren nuevas perspectivas para seguir dedicado a esto?
Absolutamente. Quiero primero aclarar que estoy lejos de formar parte del grupo de escritores y de autodenominarme como tal, porque les tengo mucho respeto y sé que involucra un trabajo intelectual muy grande, pero si uno es feliz haciendo esto… la editorial quiere continuar conmigo y yo quiero continuar escribiendo, así que habrá un segundo libro, sin duda.
-¿Con esto le cierra la puerta a la televisión? Se ha hablado de conversaciones que habría tenido con Chilevisión.
Bueno, yo terminé con Canal 13, me pidieron más programas pero no hubo acuerdo. Además, dada la situación coyuntural del canal, entendí que lo mejor era liberarme, de modo que estoy distanciado de la televisión porque así lo estipulé. No tengo la facultad de entrar cuando quiera pero sí de salir cuando yo estime, y si hay una propuesta que no me haga perder mi identidad, yo fascinado. Y me han llamado, tengo entrevistas, pero hay que verlas. La gente te pide que vuelva Mea culpa o El día menos pensado. Es siempre una posibilidad abierta y se ha intentado emularlos, pero sin éxito.